Almacenamiento de petróleo en el Puerto de Rotterdam.
Petróleo Parte del impacto del petróleo es visible en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos—el puerto más grande de Europa. © George Steinmetz/National Geographic Creative

Proteger la tierra y el agua

Expansión energética

Un científico de TNC tiene una propuesta para conseguir la energía que necesitamos sin sacrificar a la naturaleza.

Por Joe Kiesecker, Científico principal, Tierra y Agua | Otoño 2017

Todos tenemos lugares con los que nos identificamos, lugares que nunca olvidaremos, lugares que no podemos imaginar que alguna vez cambiarán. Como estudiante universitario comenzando mi carrera como científico a principios de la década de 1990, me la pasaba explorando la Pradera Nacional Pawnee y disfrutando la vista de las colinas— dos sorprendentes montículos de arenisca que se elevan desde la vasta pradera del este de Colorado.

Cuando volví en 2007, algunos años después de que comencé a trabajar como director de ciencia para The Nature Conservancy en Wyoming, me sorprendió lo que vi. El lugar entero había sido transformado por turbinas de viento y perforaciónes de gas natural. Cuando me detuve en un mirador y volteé hacia las colinas, la vista ahora incluía alrededor de 300 turbinas de viento salpicando la llanura. Y las partes circundantes a la Pradera Nacional, las cuales son gestionadas por el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), estaban marcadas por más de 60 pozos petroleros y de gas natural además de todos los caminos que los conectaban.

Me preguntaba, de todas las vastas extensiones a través de las Grandes Llanuras, ¿por qué este lugar, mi lugar, está en riesgo de desaparecer?, ¿el viento es mucho mejor allí?, ¿el gas natural es mucho más abundante? Aún si lo es, tiene que haber alguna manera de mantener la infraestructura más cercana entre sí, para que tenga una huella más pequeña en el paisaje.

Hoy, como el científico encargado del Programa de Tierras Globales (enlace en inglés) de TNC, veo el fenómeno de la "expansión energética"— desarrollo extendido de la infraestructura energética— como uno de los retos fundamentales que enfrentan la naturaleza y la humanidad en las próximas décadas. Para 2030, un área de al menos el tamaño de Minnesota podría ser transformada para satisfacer las necesidades energéticas previstas solo para Estados Unidos. Alrededor del mundo, hemos estimado que el 20 por ciento de las tierras naturales que quedan están bajo amenaza del desarrollo energético. Para ponerlo en perspectiva, es un área aproximadamente del tamaño de Rusia.

Un parque eólico en campos agrícolas en Texas.
Acres verdes Para 2040, la energía eólica de Estados Unidos requerirá un área del tamaño de Dakota del Sur. Pero si consideramos la construcción solo en terrenos ya desarrollados, como estas granjas en Texas, el país entero posee nueve veces el espacio necesario. © Joel Sartore

El año pasado, la comunidad global se reunió para reconocer que necesitamos frenar las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el clima. Dado que el sector energético representa el mayor contribuyente al cambio climático, muchos países han coincidido en eliminar gradualmente los combustibles fósiles más contaminantes, como el carbón, y cada vez recurren más al gas natural y a las energías renovables, incluyendo la energía eólica, la solar y los biocombustibles. Pero la dura realidad es que estos recursos energéticos más limpios tienen un impacto mayor en el paisaje que el carbón. De acuerdo con nuestras estimaciones, se necesitará más del doble de espacio inmobiliario para encender una bombilla con un desarrollo de energía solar que con una mina de carbón. La energía eólica ocupa siete veces más tierra. ¿Biocombustibles? Necesitaríamos despejar cerca de 50 veces la cantidad de tierra que usaríamos para carbón.

El cambio climático es un desafío global que la sociedad tiene que atender, pero, en el proceso, no queremos que nuestra solución vaya a crear otro problema. Para 2040, las fuentes de energía renovable, como la energía hidroeléctrica y los biocombustibles, se estima que duplicarán, mientras que la eólica y la solar serán de 10 a 30 veces nuestra capacidad actual. Si un país se ha fijado metas de carbono, despejar tierras en estado natural para el desarrollo de energía renovable podría crear un déficit de carbono que tome tiempo equilibrar. Globalmente, la expansión energética amenaza a cientos de millones de acres de tierra y cientos de miles de millas de ríos. África y Sudamérica, las cuales aún tienen las más grandes áreas naturales restantes, también se enfrentan al mayor riesgo de ser transformadas. Actualmente, solo el 5 por ciento de estas tierras están bajo estricta protección en forma de parques o reservas naturales.

En TNC, estamos enfrentando el desafío de la expansión energética reconociendo que un futuro de energía renovable sin un plan no es necesariamente un futuro ecológico. La idea es adelantarse al problema diseñando las formas para reducir la expansión energética y compensar por ella en los lugares donde es inevitable. Primero, tratamos de fomentar el desarrollo en tierras agrícolas, áreas industriales, antiguos sitios mineros y otras tierras transformadas. Para evitar la necesidad de nuevas líneas de transmisión, los nuevos proyectos eólicos y solares deberían aprovechar al máximo la capacidad de transmisión existente de grandes centrales nucleares, plantas de carbón o de gas que se están retirando. Segundo, trabajamos con gobiernos y compañías energéticas para proponer planes energéticos regionales que eviten las tierras en estado natural. Tercero, promovemos la producción de energía ubicada tan cerca como sea posible a los lugares donde será utilizada, lo que a veces significa que el mismo techo de la casa se iluminará.

Al ayudar a dirigir el nuevo desarrollo hacia tierras degradadas o azoteas, creemos que podemos salvaguardar la biodiversidad, ayudar al clima y suavisar el desarrollo de fuentes de energía renovable. En 2010, por ejemplo, nuestro equipo en el Desierto de Mojave (enlace en inglés)—un hot spot para el desarrollo solar—trazó las regiones más diversas biológicamente y los lugares vírgenes. Los mapas han ayudado a proteger hábitats claves para especies como la tortuga del desierto, direccionando el desarrollo de la industria fuera de estos lugares. Pero nuestro equipo también ayudó a identificar 1.4 millones de acres de sitios previamente desarrollados o degradados que están bien situados para utilizar energía solar en el Mojave (haciendas, minas y similares). La Oficina de Administración de Tierras ya ha aprobado tres propuestas de proyectos de energía solar a escala de servicios públicos en la Zona de Energía Solar de Dry Lake en el Condado de Clark, Nevada. Los proyectos, que generarán un conjunto total de 480 megavatios de electricidad en 3,083 acres, lograron pasar la fase de revisión en menos de 10 meses, menos de la mitad del periodo de tiempo que tomaba en el pasado.

No solo estamos haciendo esto con la energía solar. En Kansas y Oklahoma (enlace en inglés), por ejemplo, TNC y sus colaboradores crearon un esquema (en inglés) para que las compañías eléctricas seleccionen energía que proviene de parques eólicos que están situados lejos de aves amenazadas que anidan en el suelo, como el gallo de las praderas grande y gallo de las praderas chico. Nuestro equipo de agua dulce ha aplicado esta estrategia a los ríos, como en el Penobscot en Nueva Inglaterra (en inglés): pudimos derribar represas y reabrir el río principal para los peces migratorios sin perder ninguna generación de electricidad porque los servicios públicos fueron capaces de adaptar las represas río arriba para generar más energía. En los Balcanes Occidentales de Europa nos dirigimos hacia la planificación energética más integral, trabajando para determinar las formas de usar la energía eólica y solar en tierras perturbadas para eliminar la necesidad de nueva energía hidroeléctrica.

La clave para que este enfoque de trabajo funcione es empezar a colaborar pronto con los gobiernos y la industria para elaborar planes regionales que mantengan la mayor cantidad de biodiversidad intacta posible. En 2008, por ejemplo, Mongolia estaba experimentado un repunte en el desarrollo de energía en forma de minería para carbón y uranio, así como en perforaciones para gas natural. Oficiales gubernamentales acudieron a nosotros en busca de ayuda para balancear este crecimiento con el compromiso del país de reservar el 30 por ciento de sus tierras para la conservación. Mongolia tiene algunas de las praderas más grandes del mundo, la Estepa Euroasiática, junto con el desierto más grande de Asia Central, el Gobi, donde el leopardo de las nieves ronda las montañas (pasé dos semanas buscándolo, ¡y no lo encontré!). El gobierno terminó usando nuestros análisis para proteger más de 58,000 millas cuadradas a través de Mongolia—un área del tamaño de Nueva York.

Una instalación solar en Las Vegas funciona como una estructura de sombra para un área de estacionamiento.
Doble función Paneles solares fotovoltaicos en Las Vegas Springs Preserve generan electricidad mientras ofrecen sombra abundante. La gran ventaja de la energía solar es que puede ser instalada en edificios existentes. © Dave Lauridsen

Muchos otros países en desarrollo están comenzando a invertir en energías renovables de manera significativa, lo cual les brinda la posibilidad de desarrollar una "red eléctrica inteligente" descentralizada. India anunció planes de cuadruplicar su capacidad de energía renovable para 2022, lo que significa instalar 100 gigavatios de energía solar y 60 gigavatios de energía eólica. Con más de 300 millones de hogares ni siquiera conectados a la red eléctrica, India, como muchos países en desarrollo, tiene la posibilidad de superar a muchos países desarrollados yendo directamente a un modelo disperso de generación de energía renovable. Esto podría involucrar sistemas fotovoltaicos para techos e instalaciones pequeñas, las que proveerían energía a un gran número de personas y concentrarían los corredores de energía en áreas que ya están desarrolladas.

Si bien son malas noticias que la energía eólica, solar y los biocombustibles tienen un mayor impacto en el terreno que los combustibles fósiles, una de las grandes ventajas de las fuentes renovables es que podemos ponerlas casi en cualquier lugar. Algunos lugares pueden ser más soleados o más ventosos que otros, pero las energías renovables no están estrictamente ligadas a un terreno específico como los combustibles fósiles, y hay más que suficientes "buenos" lugares para ubicar energías renovables, lo que nos permite ver y escoger. Un análisis que mis colegas y yo hemos completado recientemente muestra que hay suficiente terreno degradado en el mundo para que podamos alcanzar fácilmente las metas de energía renovable de cada país para 2050 sin utilizar otro acre de tierra en estado natural.

En otras palabras, si lo decidimos, no debería haber nunca un conflicto entre la conservación y el desarrollo de energía renovable. Pero debemos empezar a planificar ahora.