La escasez de agua y la venta de la tierra amenazaban la granja familiar, hasta que llegó una oportunidad inesperada

Claudia Hauser en el campo Retrato de Claudia Hauser frente a uno de los pivotes centrales que la Ley Agrícola (Farm Bill) le ayudó a instalar en su tierra para conservar agua. © Morgan Heim

Cuando Claudia Hauser conduce su camioneta por las cuestas del Cañón del Cobre hacia el pueblo de Camp Verde, en Arizona, puede ver todo lo que sostiene su modo de vida, y también todo lo que lo amenaza.

“Cuando bajo esa colina, inspiro hondo y me siento en casa”, dice esta nativa de Camp Verde. Ve la enorme bandera estadounidense ondeando sobre los campos de su granja, el puesto donde ella y su familia venden su localmente famoso maíz dulce y los cientos de acres de tierra que dedican a la alfalfa, la cebada, la pecana y otros cultivos. Este patchwork de campos está atravesado por una angosta y sinuosa banda de verde profundo. Debajo de esta maraña de álamos de Norteamérica y sicomoros corren las aguas del río Verde, (enlace en inglés)  la vía de agua que se ubica en el centro del mundo de Hauser.

Si no fuera por el río, su granja y su pueblo no existirían. Podría no haber conocido a su marido Kevin, un chico de campo que una vez la vio mientras iba caminando a la escuela y le ofreció llevarla. Y tampoco habría sido bendecida con tres hijos, una hija y once nietos y nietas.

Quote: Claudia Hauser

“Cuando bajo esa colina, respiro hondo y me siento en casa".

UN FUTURO VERDE (9:42) La escasez de agua y la venta de la tierra amenazaban la granja familiar, hasta que llegó una oportunidad inesperada. Una nueva relación con TNC en Arizona la llevó a la Ley Agrícola, que la ayudó a proteger su granja a través de servidumbres de conservación y proyectos de resiliencia.

El Verde transforma un paisaje árido de arbustos de creosota y uñas de gato espinosas en un oasis no solo para las personas, sino también para la fauna y especies de peces en peligro. Pero este oasis está continuamente siendo excavado y pavimentado. “Lamentablemente, mucho del verde está siendo reemplazado con azoteas” dice Hauser.

El desarrollo es omnipresente en la cabeza de Hauser estos días. Como sucede con otros ríos en la Cuenca del río Colorado, (enlace en inglés) el crecimiento poblacional y el aumento de las temperaturas están haciendo que el Verde sea cada vez más angosto. Camp Verde, situado entre los candentes mercados inmobiliarios de Phoenix y Sedona, recibió aproximadamente a mil personas entre 2019 y 2020, con la mudanza de alrededor de cien más por año desde entonces, lo que significa alrededor de trece mil residentes.

Hauser recuerda cuando la población era un cuarto de grande. Está segura de que la granja de su familia —la más grande del área— habría sido arrasada en esta oleada de cambio si no hubiera sido por un fortuito llamado a la puerta en 2011. Su marido abrió y tuvo una charla que cambio la granja para siempre.

Mujer usando pala para limpiar los canales de irrigación.
Estrellas, franjas y palas Claudia Hauser limpia una zanja de riego con una pala. Los sistemas de riego pueden contribuir a reducir la presión sobre el río Verde y mejorar la salud de la tierra y los hábitats silvestres a lo largo del río. © Morgan Heim
Campos de cultivo rodeados de arboles.
Donde los campos se cruzan con el río Campos de retoños de pecana tolerantes a la sequía se encuentran con el bosque ribereño de sicomoros y álamos de Norteamérica. © Morgan Heim
Estrellas, franjas y palas Claudia Hauser limpia una zanja de riego con una pala. Los sistemas de riego pueden contribuir a reducir la presión sobre el río Verde y mejorar la salud de la tierra y los hábitats silvestres a lo largo del río. © Morgan Heim
Donde los campos se cruzan con el río Campos de retoños de pecana tolerantes a la sequía se encuentran con el bosque ribereño de sicomoros y álamos de Norteamérica. © Morgan Heim

A mediados de la década de 2000, el ritmo del desarrollo en Camp Verde era más un gateo que un galope, pero aun así era un riesgo constante. El marido de Hauser y su padre habían tenido poca incidencia en el eventual destino de la granja que alquilaban desde los años setenta. Dada la gran extensión de la granja Hauser & Hauser y su excelente ubicación cerca del río, sus propietarios estaban contemplando subdividirla y dedicarla a viviendas. Esto habría significado la pérdida de una tierra agrícola productiva, así como también el corredor forestal ribereño, donde se había dejado que las orillas rocosas propensas a inundarse crecieran libremente.

Un día de 2011, Kevin Hauser les abrió la puerta a dos integrantes de TNC, Kimberly Schonek y Heather Reading, que habían ido con una propuesta. The Nature Conservancy quería trabajar con la familia Hauser para reparar o mejorar partes críticas de la infraestructura de riego, lo que reduciría el uso de agua de la granja. Al ser la operación agrícola más grande del área, tenía un gran impacto en el río Verde. Con la modernización de los sistemas de riego, TNC ayudaría a garantizar que hubiera suficiente agua en el Verde para sostener sus especies en peligro y a las dos millones de personas que dependían de él.

La familia Hauser aceptó, y pronto comenzaron las obras. Pero la nueva infraestructura no podía alejar la amenaza de la venta. Para eso, se necesitaba otro enfoque. TNC recurrió a la Ley Agrícola, la mayor inversión del gobierno federal en la conservación en tierras privadas. (Enlace en inglés) Los programas de la Ley ayuda a granjas, ranchos ganaderos y otras propiedades a implementar prácticas para conservar, restaurar y gestionar su tierra.

En 2016, en gran parte gracias a una subvención de 2,8 millones de dólares del programa de Alianza de Conservación Regional de la Ley Agrícola, TNC pudo comprar los derechos de desarrollo de la primera de las tres parcelas de tierra de la familia Hauser. Esto disminuyó lo suficiente el valor de la tierra como para que la familia pudiera comprarla completamente. A cambio, la parcela se puso bajo una servidumbre de conservación, que obligaba legalmente a la familia Hauser a mantener su tierra a perpetuidad y preservar el bosque ribereño. 

“Podría considerarse una granja eterna —dice Hauser—. Así que dentro de 50, 200, 500 años se verá igual que ahora”.

En 2018, TNC nuevamente aplicó la Ley Agricola para asegurar una servidumbre de conservación en la segunda parcela de la tierra de la familia Hauser. La tercera y última pieza del rompecabezas se consiguió en 2022, cuando TNC les vendió el vecino rancho Shield, que la familia alquilaba desde 2014. Si no fuera porque “TNC vino y le habló a mi marido sobre las servidumbres de conservación —dice Claudia—, sé que estas tierras habrían sido objeto de desarrollo. No me cabe ninguna duda”.

Los programas de costos compartidos de la Ley Agrícola, junto con fondos privados, también financiaron una serie de proyectos para reducir el uso de agua en la granja. La familia convirtió 35 acres de alfalfa en árboles de pecana, que toleran mejor la sequía, e instaló microrrociadores para regar cada retoño. Eliminaron el riego por inundación en parte de su tierra y pasaron al riego por aspersión, y enterraron cintas de goteo en los campos de maíz. Todo esto elimina la pérdida de agua por evaporación. La familia Hauser hace hincapié que todos estos cambios habrían sido financieramente imposible sin la Ley Agrícola.

Ahorro de agua Zach, hijo de Claudia Hauser, recorre la línea de mangueras de un sistema de aspersión para asegurarse de que las boquillas funcionen correctamente. La Ley Agrícola ayudó a financiar la instalación de este sistema de riego, que es más eficiente que el riego por inundación. © Morgan Heim

En paralelo con las mejoras financiadas por la Ley Agrícola, Schonek había elaborado otra receta para fomentar los flujos del Verde: cebada cervecera. La cebada usa un cuarto del agua que necesita la alfalfa, madura más temprano, mucho antes de los meses de verano en los que el flujo del río decrece.

La familia Hauser estaba dispuesta a experimentar, pero les preocupaba que no hubiera mercado para ese grano. La cebada debe maltearse antes de la elaboración, y en esa época en Arizona no había ningún establecimiento dedicado a eso. Schonek contactó a un emprendedor local para ayudar a financiar y construir la primera maltería comercial del estado: Sinagua Malt.

Desde 2017 hasta 2019, el campo de cebada Hauser creció de 14 a 120 acres. Una cervecera local, Arizona Wilderness Brewing, compraba y embotellaba la gran mayoría de su cultivo. Aunque la pandemia significó un parate en las obras, el negocio maltero ha regresado más fuerte que nunca. Su suministro ahora se ve apuntalado por otras granjas, y la demanda crece a medida que más cerveceras artesanales ven el beneficio de una cebada rica —aunque ligeramente más cara— cultivada localmente.

Según Schonek, ahora directora del programa de agua de TNC en Arizona, estos ahorros han impulsado los flujos del Verde lo suficiente como para poner fin a lo que jocosamente llama "senderismo en bote", que es el panorama que se ve durante los meses cálidos y secos: personas que caminan arrastrando sus kayaks y barcas de rafting hasta la próxima sección de río navegable.

Mientras su granja se fortalecía, una devastadora tragedia golpeó a la familia. En 2017, a Kevin Hauser le diagnosticaron cáncer de colon. Murió en 2019, dos días después de Navidad, y su esposa quedó a cargo de la granja luego de 32 años de matrimonio. Afortunadamente, en las profundidades de su dolor, no tuvo que hacerlo sola.

“También tengo la bendición de tener literalmente los mejores hijos —dice—. No podría haberlo hecho sin mi familia, y no querría haberlo hecho sin mi familia”. Su hijo Zach ahora es el principal responsable de la mayoría de las operaciones diarias de la granja. Su hermano Ben, un año más joven, dejó su carrera en las fuerzas del orden y regresó a la granja cuando su papá enfermó. El mayor de los Hauser, su hijastro Chance, se hizo cargo del negocio de equipamiento agrícola que su marido había empezado, mientras que Emily, la más chica, ayuda en el puesto de la granja cuando no está ocupada ejerciendo de mamá.

“No tengo dudas de que Kevin, allá arriba, nos mira resplandeciente de orgullo por cómo hemos continuado su legado”, dice Hauser.

Quote: Claudia Hauser

No tengo dudas de que Kevin, allá arriba, nos mira resplandeciente de orgullo por cómo hemos continuado su legado.

Dos hombres tras maquinaria en campos de cultivo.
Ben Hauser y su equipo entierran cinta de riego para reducir la pérdida de agua por evaporación, la misma es posible gracias al Programa de Incentivos de Calidad Ambiental de la Ley Agrícola. © Morgan Heim

¿Por qué es tan importante la Ley Agrícola?


La Ley Agrícola  (Farm Bill) financia programas voluntarios y basados en incentivos que ayudan a granjas, ranchos ganaderos y otras propiedades a hacer frente al cambio climático al tiempo que conservan su tierra y sus medios de vida

Es la mayor fuente de financiamiento federal de los Estados Unidos para conservar, restaurar y gestionar tierras privadas, como pastizales, bosques, ranchos y tierras de cultivo.

La Ley Agrícola aporta 6000 millones de dólares anualmente para la conservación. Desde el incentivo de prácticas de agricultura climáticamente inteligentes hasta abrir la puerta para la conservación permanente a través de servidumbres de conservación agrícola, esta importantísima legislación bipartidista beneficia a todos los estados del país.

Con la granja Hauser & Hauser permanentemente protegida gracias a las servidumbres, Hauser sabe que el riesgo para su tierra no proviene de la subdivisión para la vivienda, sino de los menguantes suministros de agua. En Arizona, fuera de ciertas áreas restringidas, es legal que cualquier terrateniente cave un pozo y extraiga toda el agua que quiera. En el valle Verde, el número de pozos pasó de 250 en 1950 a más de 8900 en la actualidad. Esta proliferación no podría haberse dado en peor momento: el sudoeste languidece bajo una sequía histórica.

La preocupación por el agua es la razón por la que ahora Hauser se reúne con el comité de planeamiento y zonificación de Camp Verde. Recuerda haberse sentado a analizar los códigos del pueblo para aprender las regulaciones locales en materia de agua. “Tenía listo mi resaltador, pero no pude resaltar nada”, cuenta. El pueblo no tenía nada escrito para proteger el agua, un problema que ella espera solucionar.

Esto ha cambiado cómo Hauser ve el río y sus tributarios. Durante la mayor parte de su vida, estas vías de agua han sido, en su mejor cara, un suministro para regar sus campos y, en la peor, una aterradora fuerza destructiva. Cuando estaba en séptimo grado, un arroyo local se desbordó y arrasó con su casa, junto con todo lo que su familia tenía. Más tarde, cuando estaba en la secundaria, Hauser vio a una mujer que murió ahogada, arrastrada por la corriente en ese mismo arroyo.

“Al agua le tengo respeto y miedo, porque crecí traumatizada por esos hechos”, dice. Pero la amistad con Schonek hizo que su mirada empezara a cambiar. Cuando Schonek la llevó al primer paseo en kayak de su vida, Hauser quedó maravillada por todo lo que veía.

“Es un área hermosa, prístina y llena de vida”, dice. Tortugas que se asoleaban en troncos que se escabullían cuando se acercaban. Garzas que merodeaban por las zonas bajas, con sus picos como lanzas preparadas para atrapar a los peces que pasaban. Tras los amplios espacios abiertos de los campos de la granja y el desierto circundante, los árboles las cobijaron con un abrazo verde y umbrío.

“Estaba admirada por la belleza de esta área, que sin lugar a dudas tiene que ser protegida", recuerda Hauser.

Poco después, se compró un kayak.

Rocío matutino en el trigo.
Rocío matutino en el trigo El trigo brilla con el rocío matutino en Hauser & Hauser Farms. © Morgan Heim