Historias en Colombia

Nace un nuevo Parque Nacional para Colombia

El Parque Nacional Natural Serranía de Manacacías resguarda un ecosistema de importancia mundial, que no estaba representado en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

Vista aérea del bosque inundado en la Cuenca del rio Manacacías, en Colombia
Las sábanas onduladas es uno de los ecosistemas característicos de la Serranía de Manacacías. © Federico Ríos

El Parque Nacional Natural Serranía de Manacacías se convirtió en el área protegida nacional número 61 de Colombia. El nuevo parque abarca 68,000 hectáreas, un área comparable a casi cuatro veces el tamaño de Washington D.C., y resguarda un corredor esencial para la vida silvestre que conecta la Orinoquía, la segunda sabana tropical más grande del continente, y el Amazonas, la cuenca fluvial y bosque lluvioso más grande del planeta. 

El área incluye seis ecosistemas únicos, que hasta la fecha no estaban representados en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y albergan una biodiversidad incomparable, incluyendo casi la cuarta parte de todas las especies de aves que habitan en Colombia.

“Manacacías tiene el doble de especies de aves que otras sabanas de la Orinoquia”, explica Tomas Walschburger, científico principal de The Nature Conservancy (TNC) Colombia, y resalta que Colombia cuenta con la lista de aves más extensa de todos los países y ocupa el segundo lugar en diversidad de mariposas, con dos nuevos registros geográficos para Colombia y dos nuevas subespecies descubiertas en Manacacías recientemente.

Manacacías

De hecho, Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, alberga aproximadamente el 10% de la biodiversidad del planeta. Como tal, juega un papel vital en los esfuerzos de conservación establecidos para cumplir con el objetivo global de proteger y conservar al menos el 30 % de los hábitats del planeta para el año 2030, comúnmente conocido como “30x30”. La creación del parque nacional número 61 del país es un paso fundamental para cumplir con este objetivo, y demuestra cómo las naciones pueden alcanzar sus compromisos mundiales con la protección de la biodiversidad. 

Este importante hito ha sido posible gracias al trabajo conjunto y la colaboración con las comunidades locales y varias instituciones socias: Agencia de Parques Nacionales de Colombia (PNN), Instituto de Investigaciones de Recursos Bilógicos Alexander von Humboldt, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, WCS Colombia, WWF, la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena (Cormacarena), y la Alianza para la Conservación de la Biodiversidad, el Territorio y la Cultura.

Gracias al apoyo de la Fundación Wyss y Art into Acres, a través de Re:wild, TNC apoyó al Gobierno de Colombia con la creación del nuevo parque en este ecosistema increíblemente diverso y de importancia mundial.

 

Vista aérea de la Serranía de Manacacias.
Vista aérea del río Manacacías, que nace en estas sabanas tropicales. © Luis Cano

"Quiero agradecer al gobierno colombiano, a sus líderes y al pueblo de Colombia por defender y preservar la biodiversidad dentro de las fronteras de su nación y en todo el mundo. Este anuncio muestra cuán seriamente los líderes de Colombia han tomado su compromiso de ayudar a proteger el 30 % de la superficie de la Tierra para 2030—el mínimo que los científicos afirman que necesitamos para proteger la biodiversidad y luchar contra la extinción de la vida silvestre. El nuevo Parque Natural Nacional Manacacías es ahora una joya del sistema de parques nacionales de Colombia, y protege un pastizal de sabana increíblemente biodiverso, y sub representado en las áreas protegidas del planeta”.

Hansjörg Wyss, fundador de la Fundación Wyss y Campaign for Nature.

Laguna de Bajos, en sabanas de la Serranía de Manacacía
Manacacías, un ecosistema tropical en donde los Andes y la Amazonia se encuentran. © Federico Ríos

“Este es un proyecto de integridad científica que conserva tanto la superficie como el subsuelo de un ecosistema único del bioma de los Llanos que no había sido protegido antes en la Tierra. Aprecio el trabajo metódico y conservador realizado por el gobierno y el servicio de Parques Nacionales y agradezco a TNC, Re:wild, Helena Gutiérrez de ESRI y Enrique Ortiz de Andes Amazon Fund por su apoyo la debida diligencia a lo largo de este proceso de conservación. El tiempo que pasamos en Manacacías y las conversaciones con los miembros de la comunidad y el entonces ministro de Medio Ambiente, a lo largo de este proceso de declaración, demostraron un compromiso constante con la naturaleza”.

Haley Mellin, artista y fundadora de Art into Acres

Titi monkey family.
Familia de monos tití. Manacacias es el hábitat de 179 especies de mamíferos © Federico Ríos/ TNC

“La declaración de este nuevo Parque Nacional Natural no solo es un compromiso con la protección del patrimonio natural de Colombia, sino también para abordar la triple crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el bienestar humano. Como colombiana estoy orgullosa de ver a mi país protegiendo su única y abundante biodiversidad, y tomando la iniciativa a nivel mundial para cumplir con el compromiso de proteger el 30% del planeta para 2030”.

Dr. Lina Valencia, coordinadora para los paises Andinos en Re:wild.

Cigüeñuelas de cuello negro en peligro de extinción vis
Las sábanas estacionales tropicales, los bosques de galería tropical, humedales y cuerpos de agua (ríos y lagunas) son algunos de los ecosistemas de este Parque Nacional Natural. © Federico Ríos

“La creación del Parque Nacional Serranía de Manacacías es un paso fundamental hacia la conservación del magnífico patrimonio natural de Colombia y una medida estratégica para cumplir con el compromiso de nuestro país con el Convenio sobre la Diversidad Biológica. TNC se enorgullece de colaborar con el gobierno colombiano en este esfuerzo”.

Claudia Vásquez, directora TNC Colombia 

Una frontera en peligro

Una vista aérea de las sabanas muestra un gigante océano verde con pantanos y pequeñas colinas que parecen olas. Delgados hilos de agua corren entre las praderas y finalmente forman ríos anchos que fluyen entre los densos bosques. 

Aves, mamíferos y agua recorren las sabanas hasta la selva amazónica y conjugan estas dos enormes regiones ecológicas en un vibrante espacio de soporte de vida para América Latina y todo el planeta.

Aquí, la vida se mueve con el ir y venir de los ríos que inundan las llanuras en épocas de lluvias y al ritmo del ganado que cruza las sabanas. 

Los llaneros tradicionales (vaqueros colombianos) son los guardianes de este paisaje y constituyen una cultura ganadera única que se caracteriza por las canciones a capela que reflejan la estrecha relación entre las comunidades locales, el ganado, los caballos y la naturaleza. Estas canciones de trabajo se transmiten de generación en generación y fueron declaradas patrimonio cultural inmaterial de la Unesco en 2017. 

Los llaneros han usado y conservado las praderas con gran habilidad durante los últimos 200 años. No es raro ver ganado y animales silvestres pastando juntos. Pero en la actualidad, este paisaje y esta forma de vida están cambiando muy rápidamente. 

El prolongado conflicto armado en Colombia mantuvo el área a salvo del desarrollo a gran escala durante los 50 años de agitación social del país. Tras llegar a un acuerdo de paz en 2016, la Orinoquía se ha vuelto cada vez más atractiva para el desarrollo de la agricultura industrial a gran escala, con la expansión cada vez mayor de palmas aceiteras y plantaciones de eucaliptos invasivos.

Foto de un tapir de tierras bajas en peligro de extinción.
FAUNA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN El tapir de tierras bajas es una de las 179 especies de mamíferos que encuentran refugio en Manacacías. © David Fayad

Cada año, un área equivalente a dos tercios del Parque Nacional Yosemite (200,000 hectáreas) se transforma en terrenos de desarrollo agrícola y energético en la Orinoquía. 

Los científicos de TNC han alertado que si la expansión agrícola continúa a este ritmo, las personas y las empresas podrían sufrir una reducción del 40 % de disponibilidad de agua en la mayoría de los ríos de la región, en menos de 20 años. 

Sin embargo, la Serranía de Manacacías no ha sido afectada por el desarrollo industrial a gran escala. Las tierras en esta área escasamente poblada han sido usadas principalmente para la ganadería en pequeña escala y los cultivos de bajos insumos. 

En un mundo de tierras limitadas y con infinitas demandas para el desarrollo, Manacacías ofreció una oportunidad única de proteger un paisaje icónico que es esencial para la vida silvestre y contiene ecosistemas naturales clave en buenas condiciones, pero que enfrenta una amenaza inminente. 

BUHO CORNUDO JUVENIL
BUHO CORNUDO JUVENIL en una palma de moriche. © Federico Ríos

en una palma de moriche.

Desde el momento en que Manacacías se incluyó en la carpeta de áreas prioritarias para la conservación en Colombia, hace siete años, TNC se ha aliado con la Agencia de Parques Nacionales Naturales (PNN) de Colombia, World Wildlife Fund-Colombia, Wildlife Conservation Society, y otras organizaciones para apoyar la protección formal del área. 

La creación del parque ha requerido un enorme compromiso financiero y estrategias de planificación sólidas. Esto incluye asegurar el acuerdo entre todas las partes interesadas y coordinar las actividades con las agencias gubernamentales, los propietarios de las tierras, los donantes y las organizaciones no gubernamentales.

Cabe señalar que esta es la primera vez que el gobierno de Colombia comprará tierras al declarar un área protegida. La amplia experiencia de TNC en transacciones de tierras y nuestra sólida reputación como corredor de confianza y líder en coaliciones multisectoriales nos ha colocado en una posición única para ayudar a hacer realidad la idea del parque.

Más allá de la protección de los ecosistemas prioritarios, también debe haber un énfasis en mejorar las prácticas productivas en las tierras privadas que rodean el área protegida con un enfoque en la sostenibilidad ambiental, social y económica.

Desde 2018, TNC ha trabajado con los propietarios de los terrenos aledaños al futuro parque nacional para establecer reservas privadas y promocionar prácticas productivas sostenibles. Nuestra visión es un paisaje donde el área protegida esté vinculada a reservas privadas y paisajes bioalimentarios que mejoren la conectividad ecológica, la resiliencia climática y la producción de alimentos mediante la creación de un futuro sostenible para las praderas del Orinoco y la cultura única que sustentan.

Manacacias, un corredor de biodiversidad A pesar de ser una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo, la Orinoquia es también una de las menos protegidas, con un alto riesgo de conversión y de sufrir los efectos del cambio climático.