
ELEFANTE SOLITARIO Vista aérea de un elefante africano en el delta de Okavango, Botsuana © GC Stock Alamy Stock Photo
Cuando el preciado forraje se marchita y las charcas poco profundas se evaporan en el duro desierto del Kalahari, los ríos Cuito y Cubango fluyen desde Angola para confluir en la llanura de Botsuana, desplegándose en exuberantes humedales y ayudando a poner en marcha una de las últimas migraciones épicas del planeta. Millones de animales salvajes peregrinan durante la “temporada verde” a este oasis lleno de vida: el delta del Okavango.
Enormes manadas de elefantes —la mayor población restante en África— cruzan este vasto humedal mientras delgados antílopes, llamados leche o cobos rojos, surcan el aire en elegantes saltos, rociando destellos de agua a su paso.
Pescadores en canoas mokoro, la versión africana de las góndolas venecianas, serpentean por laberintos de juncos de papiro coronados de pompones. Al deslizarse por un campo de nenúfares flotantes, el silencio es tan absoluto que el zumbido de una libélula parece el despegue de un diminuto helicóptero.
Este laberinto salvaje parece un sueño, un mundo aparte, pero las amenazas están en el horizonte y crecen con rapidez. El futuro del Okavango es precario dado que depende totalmente del agua que fluye del vecino de Botsuana, al norte. Pero Angola deposita sus esperanzas de un futuro mejor en sus recursos naturales.
“Si Angola cerrara el grifo, la cuenca del Okavango dejaría de existir”, explica Sekgowa Motsumi, director del Programa Okavango de TNC. “Por fortuna, la nación no tiene ningún deseo de hacerlo, así que estamos trabajando para aportar soluciones”.
En busca de respuestas
En el sudeste de Angola, los habitantes de aldeas remotas han pescado de forma sostenible durante generaciones, pero hoy la necesidad de alimentos e ingresos es más fuerte que la tradición. Los pescadores buscan nuevas herramientas y prácticas para capturar más peces que con los métodos tradicionales, como las cestas muziva, que dejan escapar los peces pequeños.
Pero alejarse de la tradición es arriesgado. El planeta está repleto de historias de advertencia. A menos que se guíen por conocimientos científicos sólidos, los métodos “modernos” conllevan un gran riesgo de sobrepesca, lo que agrava la inseguridad alimentaria a largo plazo y daña la biodiversidad.
Mientras tanto, en tierra, donde las personas y los intereses comerciales llevan a extraer agua de los ríos para regar, se queman bosques naturales a fin de abrir espacio para las explotaciones agrícolas en expansión y se envían sedimentos a los cursos de agua. Las prácticas no sostenibles generalizadas provocan bajos rendimientos agrícolas y agotan el suelo, lo que reduce aún más las cosechas. Los aldeanos deben entonces talar más bosque y el ciclo vuelve a comenzar.
“Aún no tenemos todas las respuestas, pero sabemos por experiencia que la clave está en asociarse de forma auténtica con las comunidades para crear juntos soluciones que mejoren sus vidas y conserven la biodiversidad al mismo tiempo”, afirma Motsumi.
Evitar sacrificios innecesarios
TNC lanzó su proyecto en el Okavango en 2018 con el objetivo de potenciar la labor de otras organizaciones que trabajan en el delta y centrar nuestra atención en las cabeceras de cuenca. En colaboración con organizaciones locales e instituciones de alcance mundial, estamos colaborando para ofrecer a líderes y comunidades en Angola alternativas sostenibles frente a prácticas dañinas. Por ejemplo, mediante ciencia rigurosa y análisis económico, hemos contribuido a redirigir planes de desarrollo hidroeléctrico hacia la energía solar, una opción más rentable y menos invasiva.
Los retos a los que se enfrentan las personas y la naturaleza en la región de la cuenca del Okavango no son únicos, por lo que estamos valiéndonos de las lecciones aprendidas con nuestro trabajo en otros lugares del continente y aprovechando la red mundial de expertos de TNC.
Al combinar herramientas probadas a nivel mundial con el conocimiento profundo de actores locales, podemos diseñar soluciones eficaces y duraderas en el tiempo.
Quote: Fernando Kufuna

Cuando tenía 15 años, teníamos muchos peces. Hoy, a mis 47 años, por el aumento de la población y de la pesca en la misma zona, la población de peces ha disminuido y el río ha cambiado.
Avances clave en la protección de la cuenca del Okavango
En tan solo cinco años, TNC se convirtió en la primera organización mundial sin fines de lucro dedicada a la conservación registrada oficialmente en Angola, un indicador significativo de la confianza que los equipos locales ya han generado entre los responsables gubernamentales, cuyo apoyo es clave para el éxito.
Entre los hitos recientes de nuestro progreso, se incluyen los siguientes:
La ciencia como guía del desarrollo
Basándonos en la experiencia adquirida a través de los Fondos de Agua, trabajamos con nuestros socios para completar un estudio económico sobre el desarrollo resiliente en lugar del convencional. El estudio, basado en modelos hidrológicos exhaustivos elaborados por científicos de TNC, concluye que, por cada dólar estadounidense invertido en desarrollo resiliente, las comunidades obtendrán beneficios por valor de 7 dólares.
Conservación liderada por comunidades
Ocho comunidades han completado un proceso legal de establecimiento de cooperativas pesqueras o forestales gracias al apoyo de TNC y de nuestro socio local Associação de Conservação do Ambiente e Desenvolvimento Integrado Rural (ACADIR, por sus siglas en portugués). Como se ha visto en el Proyecto Tuungane (enlace en inglés) y en otros lugares, estas cooperativas han demostrado ser una herramienta muy eficaz para fomentar las prácticas sostenibles y la gestión colaborativa.
Investigación ecológica
Un equipo de científicos liderados por TNC ha completado evaluaciones de línea base sobre los recursos pesqueros para conocer mejor los niveles actuales de biodiversidad y abundancia de peces en las zonas donde trabajamos con las comunidades, y para identificar las áreas de mayor importancia para la conservación, como los lugares de reproducción de peces.

Trabajar a escala transformadora
Históricamente, la mayor parte de la inversión en la conservación del Okavango se ha centrado en el delta, y apenas se han destinado recursos a Angola. Un programa quinquenal recién lanzado, denominado Ecosistemas, Comunidades y Clima Cubango-Okavango, o ECCO para abreviar, aporta USD 7,5 millones de financiación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y USD 10 millones de financiación apalancada del sector privado para reforzar y ampliar las actuaciones en la región de la cuenca alta.
Los objetivos de ECCO son los siguientes:
- Promover medios de vida basados en la conservación para la biodiversidad, los bosques y la resiliencia climática.
- Apoyar la gobernanza comunitaria de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento.
- Reforzar la colaboración intersectorial en materia de paisaje para la biodiversidad y el bienestar humano.





Tras haber desempeñado un papel fundamental en la colaboración con USAID para movilizar los fondos, TNC lidera la implementación a través de un consorcio de socios que incluye ONG locales, instituciones transfronterizas y empresas del sector privado.
“Humedales como el Okavango son ecosistemas extremadamente complejos donde el flujo y reflujo estacional del agua y otros procesos naturales se complementan para sustentar la vida silvestre y las personas”, afirma Elizeth Goncalves, Gerente del Programa Okavango de TNC.
“Es lógico que la única manera de salvar el Delta sea trabajar a escala de todo el ecosistema, especialmente en las cabeceras, para orquestar soluciones que apoyen a la población de Angola y garantizar que los humedales resurjan año tras año, justo a tiempo para la llegada de la vida silvestre”.
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