En las afueras de Baltimore, una comunidad enfrenta inundaciones y lucha por un futuro resiliente ante el cambio climático

Texto: Dina Fine Maron | Fotografía: Jared Soares | 2025

TIEMPO EN FAMILIA: Taysha Barnes (centro) sale a pescar con su madre, Robin Lomax (derecha), y su abuelo, Robert Lomax Sr., en Turner Station, Maryland. © Jared Soares

En una húmeda mañana de junio, Edythe “Edie” Brooks, de 76 años, se inclina para recoger una bolsa vieja de papas fritas que se balancea cerca del agua en Turner Station Park, un punto de acceso a la bahía de Chesapeake a unos 20 minutos del centro de Baltimore, Maryland. Aplasta la basura con la mano. “Me gusta que todo esté limpio y verde”, confiesa. “No puedo evitarlo”. Es sábado, pero la enfermera jubilada ya lleva horas levantada, desbrozando, quitando malas hierbas y recogiendo basura por toda la comunidad.

Brooks, residente de toda la vida de esta comunidad históricamente Afrodescendiente, se sienta unos instantes a la sombra y contempla una enorme colina cubierta de hierba del otro lado del agua. La colina tiene más de 100 pies (30 m) de altura, pero no es una parte natural del paisaje. “Eso es un vertedero”, dice con un suspiro. A ella y a otros residentes, les preocupa la posibilidad de filtraciones.

Asomándose a lo lejos, el vertedero, repleto de amianto, residuos sólidos y contaminantes industriales, es un recordatorio de décadas del legado tóxico de la siderurgia en la zona. Turner Station creció a la sombra de Bethlehem Steel Corporation, un importante fabricante estadounidense que suministraba material a los astilleros cercanos de Baltimore. A mediados del siglo XX, el vecindario era una comunidad animada, hogar de muchos de los trabajadores de la fábrica.

Hoy, años después del cierre de la acería, Turner Station —como tantas comunidades postindustriales de Estados Unidos— se enfrenta no solo a los restos de los residuos industriales sino también a los crecientes peligros relacionados con el clima. “Sufren casi todos los factores de estrés ambiental que uno se pueda imaginar”, afirma Isaac Hametz, director del programa de Baltimore de The Nature Conservancy.

Situada a orillas del río Patapsco, cerca de la bahía de Chesapeake, Turner Station se enfrenta a desafíos como las continuas inundaciones agravadas por el cambio climático y los problemas de calidad del aire relacionados con la cercanía al puerto de Baltimore. Sus cursos de agua están contaminados: Las autoridades de Maryland han colocado advertencias sobre el consumo de cangrejo y varias especies de peces alrededor de las aguas de la zona debido a los contaminantes industriales, pero las personas continúan pescando allí y consumiendo lo que pescan.

DENTRO DE TURNER STATION (4:15) A medida que el cambio climático provoca inundaciones más y más frecuentes en Turner Station, Maryland, sus líderes comunitarios como Olivia Lomax y su nieta Taysha Barnes trabajan junto a TNC para descubrir la resiliencia climática en la naturaleza—y en el espíritu solidario de su comunidad.
Vista panoramica de comunidad costera.
EN LA COSTA La comunidad Turner Station se asienta entre el rio Patapsco y Bear Creek. © Jared Soares
Vista panorámica de puente.
LEGADO TÓXICO Turner Station, como tantas comunidades postindustriales, se encuentra ubicada junto a la industria que una vez la convirtió en una ciudad en auge. © Jared Soares
EN LA COSTA La comunidad Turner Station se asienta entre el rio Patapsco y Bear Creek. © Jared Soares
LEGADO TÓXICO Turner Station, como tantas comunidades postindustriales, se encuentra ubicada junto a la industria que una vez la convirtió en una ciudad en auge. © Jared Soares

En 2024, el puente Francis Scott Key que cruzaba el río se derrumbó después de sufrir la colisión de buque carguero, lo que llevó a la comunidad a las noticias nacionales. Seis personas murieron, y el derrumbe generó más preocupaciones económicas y ambientales, ya que cortó una arteria principal hacia Turner Station.

Turner Station es la mayor comunidad históricamente Afrodescendiente del condado de Baltimore, y las amenazas que enfrenta en relación con el cambio climático son un reflejo de las amenazas que comunidades de color de todo el país enfrentan cada vez más, y de forma desproporcionada.

Empezar a abordar estos desafíos en comunidades como Turner Station es una tarea enorme, pero Brooks y otros residentes la están llevando adelante, batalla por batalla.

Hace casi 25 años, los integrantes de la comunidad formaron un grupo para la mejora del medioambiente y de la comunidad llamado Turner Station Conservation Teams (enlace en inglés). Se han convertido en una pequeña organización sin fines de lucro para la revitalización de la comunidad formada en su mayoría por jubilados, entre ellos Brooks, que integra la junta directiva. Luchan por celebrar la historia de la zona, garantizar la protección contra lugares tóxicos heredados como ese vertedero y asegurar la financiación gubernamental para apoyar proyectos comunitarios. Pero necesitan ayuda.

En los últimos años, el grupo ha colaborado con organizaciones sin fines de lucro, como The Nature Conservancy y NeighborSpace (enlace en inglés) del condado de Baltimore, y con organismos como la EPA estadounidense, así como con gobiernos locales y estatales. The Nature Conservancy ha trabajado para ponerlos en contacto con otros grupos y ayudarlos a acceder a posibles subvenciones. Juntos están comenzando a vislumbrar un futuro más limpio y seguro para Turner Station. Estaluz al final del túnel es lo que muchas comunidades están empezando a considerar mientras se enfrentan a una dura realidad: que el clima está cambiando el mundo que les rodea, a veces de una forma que hace que quedarse en sus vecindarios se conviertan un desafío.

LIDERAZGO COMUNITARIO Las residentes Edie Brooks y Gloria Nelson (arriba, desde la izquierda) lideran el grupo que aboga por un futuro mejor. © Jared Soares
Un mapa muestra la ubicación de la estación Turner junto al río Patapsco.
SOLLERS POINT: Turner Station está casi rodeada de agua, lo que inunda los hogares de la zona. Los defensores se reúnen habitualmente en el centro polivalente y han plantado 185 árboles “testigos” en los últimos años. Al otro lado de Bear Creek, está Sparrows Point, la antigua sede de Bethlehem Steel, que en sus días fue el motor económico de esta comunidad, pero también fuente de contaminación durante décadas.

Antes de que el puente Key se derrumbara en abril de 2024, Turner Station fue quizás más conocida por ser el hogar de Henrietta Lacks, una paciente negra de cáncer cuyas células cancerosas biopsiadas —sin su permiso ni conocimiento— se convirtieron en esenciales para la investigación médica. Su casa, ahora de alquiler, sigue en pie en New Pittsburgh Avenue. Muchos residentes de Turner Station afirman que, aunque un número cada vez mayor de propiedades de la zona se alquilan, sus familias —y familias amigas— ha vivido aquí o en los alrededores por generaciones, lo que refuerza sus vínculos con la zona y su deseo de quedarse.

Cerca de allí, los sábados, los lugareños curiosean las estanterías de la pequeña biblioteca del Sollers Point Multi-Purpose Center, sede de muchos eventos locales y actividades deportivas, y también el lugar donde Turner Station Conservation Teams celebra sus reuniones mensuales. Las continuas inundaciones provocadas tanto por las lluvias como por las mareas extremas son un tema de conversación continuo en estas reuniones, pero también lo son sus planes para los próximos eventos comunitarios, incluidas las limpiezas vecinales habituales y las comidas al aire libre para algunos de los aproximadamente 2150 residentes de la zona. Su mayor esperanza, dice Brooks, es construir un futuro más prometedor para las generaciones venideras al tiempo que honran el pasado de su comunidad (enlace en inglés).

“Cuando se fundó esta comunidad, estábamos llenos de esperanza porque había empleos para las personas que venían de zonas pobres donde no había trabajo”, cuenta Brooks.

“Mi familia vino aquí por el trabajo”, dice. Su padre era montador de barcos para Bethlehem Steel y su madre trabajaba en el hospital local. “Este era un lugar de esperanza para muchas personas, muchos afro estadounidenses. Era una comunidad segregada, pero era un vecindario familiar maravilloso. La iglesia, la fe, la familia, la educación… de eso se trataba”, recuerda.

La acería abrió aquí por primera vez en 1891. Cerró en 2012, pero ya estaba en declive décadas antes, cuando las necesidades de producción de acero cambiaron y parte del trabajo se trasladó al extranjero. En su apogeo, la siderurgia tenía lugar en una península de unos 3000 acres (1214 ha) llamada Sparrows Point que se encuentra al otro lado de una estrecha vía fluvial desde Turner Station. En la actualidad, la antigua acería se ha convertido en un nuevo tipo de espacio industrial que alberga centros de distribución, almacenamiento y suministro. Amazon, por ejemplo, es una de las empresas que tienen instalaciones allí.

Sin embargo, el legado de la acería sigue presente. De especial preocupación para Brooks y los integrantes de Conservation Teams son las tierras y aguas que rodean Bear Creek, un cuerpo de agua adyacente a Sparrows Point. En 2022, la EPA añadió Bear Creek (enlace en inglés) a su lista de prioridades nacionales del programa Superfund, tras identificar contaminantes como PCB (bifenilos policlorados) y metales en los sedimentos. En 2024, la agencia anunció que empezará a diseñar un plan para retirar los sedimentos más contaminados, un proceso que, según los cálculos de la agencia, tardará unos cinco años en completarse. Tiene previsto dragar alrededor de 27 acres (11 ha) de Bear Creek con el fin de retirar los contaminantes para su eliminación en otro lugar y, finalmente, “tapar” un área mayor —unos 62 acres (25 ha)— de suelo contaminado con una cubierta diseñada para atrapar los contaminantes en su lugar.

En sí, el proceso previsto de eliminación y saneamiento preocupa a algunos integrantes de Turner Station Conservation Teams. El dragado podría alterar parte del suelo contaminado, y a los residentes les preocupa que esas toxinas puedan filtrarse a algunas de las mismas aguas que con frecuencia inundan parques y hogares. En septiembre de 2024, en respuesta a dichas preocupaciones, la EPA acordó llevar a cabo investigaciones adicionales antes de que se efectuara cualquier dragado y crear un grupo de trabajo dedicado a la divulgación comunitaria y a la coordinación de proyectos.

Es un gran paso. Gloria Nelson, la presidente de 74 años de Turner Station Conservation Teams y empleada jubilada de recursos humanos del estado de Maryland, se involucró por primera vez en esta labor hace unos 20 años, en parte porque un proyecto de urbanización en Sollers Point no había contado con la participación de la comunidad. Los residentes se opusieron al proyecto y pidieron que se los incluyera en las decisiones.

El grupo ha seguido intentando fortalecer su comunidad y seguir teniendo un lugar en la mesa en representación de aquellos que quieren hacer frente a los peligros de la zona, pero a veces, dice Nelson, los desafíos a los que se enfrentan parecen abrumadores.

ÁRBOLES TESTIGOS En noviembre de 2024, los residentes, incluidas las Girl Scouts Taysha Barnes y Talia Pitts, plantaron dos árboles ceremoniales como parte del proyecto “Witness Trees” en Turner Station. © Jared Soares

Turner Station dista de estar sola en su lucha para reinventarse tras un pasado industrial y generar resiliencia frente al cambio climático y otros peligros. En vecindarios de Houston, Nueva Orleans y otros lugares, el cambio climático ha exacerbado problemas ya existentes, como los vertederos tóxicos. En una investigación (enlace en inglés) sobre los lugares del programa Superfund que realizaron en 2020 NBC News, Inside Climate News y The Texas Observer, se descubrió que 74 sitios de Superfund en EE. UU. amenazados por el cambio climático contienen residuos tóxicos perjudiciales para la salud humana. El año anterior, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE. UU. (GAO) concluyó que siete lugares del programa Superfund en Maryland estaban en peligro por el cambio climático, entre ellos el vertedero Sauer de Dundalk, situado a pocos kilómetros de Bear Creek.

De hecho, las inundaciones están aumentando más rápidamente en Maryland que en la mayoría de las demás zonas costeras de EE. UU. debido a una combinación del hundimiento de la tierra y la subida del nivel del mar. En un boletín de la EPA de 2016, se señaló que, si el calentamiento continúa, el nivel del mar a lo largo de la costa del estado podría aumentar entre 16 pulgadas (40,6 cm) y 4 pies (1,2 m) en el próximo siglo.

Turner Station es particularmente vulnerable. Apenas se eleva sobre el nivel del mar, tiene que hacer frente al caudal de los ríos de marea y carece de una infraestructura de drenaje de aguas pluviales adecuada: algunas tuberías están llenas incluso en días soleados, lo que limita su capacidad en caso de tormenta. Turner Station viene librando una batalla perpetua contra las inundaciones, pero en los últimos años, dicen los residentes, el problema se ha agravado.

No existe un seguimiento formal de las inundaciones en Turner Station, aunque los datos federales sobre las inundaciones históricas en la cercana Baltimore subrayan el cambio: En 2024, Baltimore registró 18 días de inundaciones, la cifra más alta desde que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) comenzó a hacer un seguimiento en la década de 1980. En comparación, en todo 2014, solo hubo cuatro.

En las inundaciones de Turner Station, los residentes han perdido muebles, fotos preciadas, reliquias familiares e incluso electrodomésticos costosos, como aparatos de aire acondicionado. La mayoría de los habitantes de zonas inundables ahora solo se aseguran de que los calentadores de agua o las unidades de climatización estén elevados sobre plataformas por encima del suelo, comenta Nelson.

Margaret Risher, de 94 años, solía salir corriendo para trasladar el auto a un lugar más elevado cada vez que llovía mucho, pero una noche antes de la pandemia cayó un aguacero mientras dormía. El auto se llenó de agua y se averió por completo, cuenta. Nunca pudo reponerlo. Utiliza alfombras sueltas en lugar de alfombras fijas en el primer piso de su casa debido a las frecuentes inundaciones y, como precaución, guarda las fotos de sus hijos y nietos en estantes altos para protegerlas.

Aunque Risher ya no conduce, asiste habitualmente a las reuniones mensuales de Conservation Teams, donde dice que ha aprendido mucho sobre los riesgos ambientales a los que se enfrenta la comunidad. “Creo que el cambio climático tiene mucho que ver con el tiempo que hace aquí y con el agua y las inundaciones”, expresa una tarde de mayo mientras observa cómo se acumula el agua de lluvia afuera.

Vista cercana de la etiqueta que cuelga de la rama de un pino conmemorando su plantación.
Plantación de Árboles En una ceremonia de plantación de árboles en noviembre de 2024, una variedad de árboles espera ser plantada. © Jared Soares
Varias plántulas de arboles en sus macetas.
Plantación de Árboles Los árboles y su disposición fueron elegidos como parte de un taller de diseño comunitario. © Jared Soares

El grupo, junto con el condado de Baltimore, presionó para que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos publicara un estudio oficial sobre el riesgo de inundaciones en Turner Station, que se completó en 2022. Las zonas de mayor riesgo, escribió el Cuerpo del Ejército, podrían sufrir inundaciones que lleguen hasta 2,6 pies (79 cm) en un período de 24 horas como producto de las tormentas. Las soluciones podrían incluir la instalación de una estación de bombeo para sacar el agua de las zonas bajas y la adición de más conductos pluviales para desviar el agua, según el informe. Sin embargo, encontrar financiación para tales arreglos estaba fuera de su alcance.

Estas soluciones propuestas, señala Phyllis Joris, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro NeighborSpace del condado de Baltimore, simplemente “no eran factibles ni asequibles”. El condado de Baltimore llegó a la misma conclusión.

En su lugar, el condado se unió a socios como The Nature Conservancy y NeighborSpace para elaborar un nuevo plan maestro de aguas pluviales con soluciones asequibles. “Este nuevo plan identificará soluciones prácticas —y viables desde el punto de vista financiero— para mitigar los efectos de las aguas pluviales y las inundaciones, basadas principalmente en el almacenamiento en cuencas hidrográficas”, afirma Erica Palmisano, portavoz del condado de Baltimore. En otras palabras, este enfoque dependerá en gran medida de soluciones más asequibles y naturales para ayudar a absorber el agua.

Se encargó a NeighborSpace y a Conservation Teams que se comprometieran con la comunidad y realizaran actividades de divulgación para comprender el riesgo de inundación de las viviendas particulares. En 2024, con el apoyo de TNC, fueron de puerta en puerta pidiendo a los habitantes que completaran formularios detallados y, en unos cinco meses, recopilaron respuestas de aproximadamente 140 hogares. El condado utilizará esa información para elaborar un modelo detallado de cómo afectarán las inundaciones a la zona en 2025, material que los grupos locales y el condado podrán utilizar para solicitar financiación a fin de comenzar a abordar el problema. Mientras tanto, dice Joris, están intentando poner recursos a disposición de los residentes —incluido dinero de subvenciones— para ayudar de forma más inmediata.

Comunidad

En noviembre de 2024, los residentes y amigos de Turner Station celebraron la plantación de nuevos árboles en Henrietta Lacks Village en Lyon Homes. Los Boy Scouts y Girl Scouts locales ayudaron a cavar los hoyos.

Maqueta artesanal.
Personas reunidas bajo un frondoso árbol.
Niños poniéndose guantes de jardín.
Pequeña escultura de cigarra sobre un tronco.

También se están llevando a cabo otros trabajos ambientales en Turner Station. La EPA financió un programa de control del aire en la región e invirtió más de $537 millones en infraestructuras hídricas en todo el condado de Baltimore. La Universidad de Maryland y la Universidad Johns Hopkins también están llevando a cabo estudios sobre el aire y la salud ambiental en Turner Station. Hasta ahora, los planes exactos sobre qué hacer con todas estas encuestas sanitarias siguen siendo inciertos. Conservation Teams afirma que, en la actualidad, los datos se están recopilando simplemente para conocer mejor los posibles peligros invisibles.

Mientras tanto, cada mes, hasta 50 personas acuden a las reuniones del grupo para hablar de las inundaciones, la economía y otros temas, comenta Nelson. Hace unos años, el grupo se puso en contacto con The Nature Conservancy.

TNC, cuenta Hametz, ha ayudado a redactar solicitudes de subvenciones para el grupo, a veces con éxito y otras no tanto. Recientemente, Conservation Teams perdió una subvención de la NOAA con la que esperaba financiar tres puestos en la organización sin fines de lucro. Nelson, Brooks y otros son todos voluntarios, y Nelson se preocupa por el futuro del grupo.

Incorporar a integrantes jóvenes sería de gran ayuda, afirma. Seis de los 10 integrantes de la junta tienen más de 70 años, uno más de 80 y tres entre 50 y 60 años. Es hora de “ceder el relevo”, dice.

En 2024, Turner Station Conservation Teams y TNC profundizaron sus esfuerzos para conseguirlo. Juntos comprometieron a los integrantes de la comunidad a plantar 140 árboles autóctonos en el vecindario: los “Árboles testigos”. El nombre es un guiño a cómo crecerán junto a la comunidad, siendo testigos de sus cambios, explica Andrea van Wyk, gerente de proyectos comunitarios de TNC en Baltimore. Los árboles contribuirán a mejorar la calidad del aire, afirma.

En 2024, y en colaboración con integrantes de los Boy Scouts y las Girl Scouts locales en un taller de diseño comunitario, los grupos agregaron 45 árboles. Como parte del proceso, los Scouts también diseñaron esculturas de insectos y casas de hadas para esconderlas en varios muros de piedra nuevos que proporcionan asientos en el lugar.

En un acto celebrado en noviembre, los Scouts se reunieron con Nelson, Brooks y otros integrantes del grupo comunitario en un complejo de viviendas asequibles del vecindario llamado Henrietta Lacks Village at Lyon Homes. Los Scouts ayudaron a cavar hoyos para dos árboles.

Los árboles proporcionarán sombra en una zona donde antes no la había. Ayudarán a limpiar el aire, ya que se colocan junto a las viviendas cercanas a la carretera, asegura van Wyk.

Mirando los árboles, Nelson dice sentirse optimista sobre los años venideros. El proyecto, que cuenta con el apoyo de Chesapeake Bay Trust y Tradepoint Atlantic, es un ejemplo de cómo los integrantes más veteranos de Conservation Teams y los más jóvenes de la comunidad se unen a otros socios para crear algo bello que perdure.

“Cuando las personas ven comunidades negras históricas… piensan que son muy vulnerables y que no van a defenderse”, dice Nelson. “Pero nos mantenemos firmes… Queremos conservar nuestra comunidad, reconstruirla, preservar su historia y hacerla aún mejor de lo que era”.

Dina Fine Maron es una periodista radicada en Washington D. C. Anteriormente, fue reportera de investigación y cubría temas como los delitos contra la vida silvestre y la política para National Geographic.

Jared Soares es un fotógrafo cuyos retratos, reportajes deportivos y otros trabajos han aparecido en The New York Times, GQ, Outside y otras publicaciones.

Vista aérea de Crooked Creek.
Reserva Crooked Creek, área protegida de TNC, Wisconsin © Fauna Creative