Perspectivas

Nuestra emergencia climática requiere de una respuesta inmediata, absoluta y contundente

la silueta de un colibrí volando, con el sol brillando a través de sus alas creando un efecto de arco iris
COLIBRÍ EN BRASIL La luz del sol penetra en las alas de un colibrí jacobino blanco y negro, revelando un secreto de la naturaleza que no se puede ver con nuestros ojos. © Christian Spencer/TNC Photo Contest 2021

Existe una conexión innegable entre la salud humana y la salud del planeta. En sus orígenes, la palabra "crisis" en griego significaba el "punto de inflexión de una enfermedad" luego del cual el paciente, o bien se cura o perece. Hoy nos enfrentamos a una crisis climática y de biodiversidad que exige una respuesta de emergencia. Si algo nos han enseñado los más de dos años de lucha contra una pandemia mundial es que las medidas incrementales y las acciones parciales son totalmente insuficientes para hacer frente a la magnitud del reto que el mundo tiene ante sí. Ya sea que se trate de la COVID-19 o del cambio climático, la necesidad de una transformación en los comportamientos sólo es equiparable a la necesidad de movernos de inmediato en todos los sectores económicos para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger a las comunidades y los ecosistemas más vulnerables de todo el mundo.

No debería ser necesario afirmarlo, pero el cambio climático es un hecho de nuestra vida cotidiana que ya afecta a los seres humanos de formas pasmosas e innegables —inundaciones, incendios forestales, sequías, hambrunas, olas de calor y temporadas de tormentas más intensas y largas, por nombrar algunas—, pero la lucha no está perdida. Si bien es intimidante y los retos que debemos superar son numerosos, las oportunidades de superarlos todavía están a nuestro alcance. Los informes más recientes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) afirman que aún podemos mantener al mundo por debajo del objetivo más crítico de 1,5 grados Celsius si se toman medidas contundentes. Aunque mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados Celsius es nuestro objetivo, hay que enfatizar que cada décima e incluso centésima de grado supone un mundo de diferencia para lo que nos depara el futuro.

vista aérea de la selva amazónica dividida por la mitad por un extenso campo deforestado
DEFORESTACIÓN EN LA AMAZONIA Vista aérea de un área deforestada en la región de São Félix do Xingu, contrapuesta a vegetación nativa preservada. © Haroldo Palo Jr.

Esas pequeñas diferencias y su capacidad de repercutir en la vida tienen también un gran valor personal para mí. Como brasileño, al igual que muchos de mis compatriotas, me siento profundamente afortunado de haber nacido y haber sido formado en las increíbles naturaleza y culturas de mi país. Aunque mi carrera profesional y mi curiosidad por otras latitudes me dieron la oportunidad de llamar a Europa mi hogar durante muchos años, regreso para disfrutar de los paisajes de mi infancia, aunque con excepciones. Hace poco, tuve la oportunidad de tomar un vuelo de Brasilia a Belem. Hacía más de veinte años que no volaba por esa ruta. Años antes, el vuelo ofrecía una vista de pájaro del prístino Cerrado y, luego, de la selva tropical: una alfombra de verde cortada sólo por los ríos Tocantins y Amazonas, y sus afluentes. Sin embargo, después de solo dos décadas, enormes parcelas agrícolas y ganaderas con sus colores marrón y verde pálido recortan en cuadrados lo que antes fue un verde unificado: una pintura cubista con formas antinaturales y bordes angulosos. Decir que la vista era descorazonadora sería decir poco, estaba realmente abrumado por una sensación de pavor. Estoy orgulloso de que mi país pueda ayudar a alimentar al mundo, pero no caben dudas de que hay formas menos destructivas de lograr ese objetivo. 

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Sanar el planeta no es una misión solitaria. Todos, desde los ciudadanos preocupados hasta los multimillonarios y los funcionarios del gobierno, se están preparando para la tarea.

Ese viaje me ayudó a apreciar claramente la magnitud y la complejidad del reto que tenemos por delante. También me recordó que sanar el planeta no es una misión solitaria. Todo el mundo, desde los ciudadanos preocupados hasta los multimillonarios y los funcionarios del gobierno, se están preparando para la tarea. Como líder del espacio medioambiental, creo que es imperativo que creemos una hoja de ruta para la aplicación de los objetivos climáticos, con pasos ambiciosos en el camino de modo que podamos ofrecer el tipo de inversiones y actividades esenciales que se necesitan para crear un cambio escalable. Mi visión para ayudar a conseguir este futuro exige lo siguiente: 

  • Acelerar la transición a las energías renovables mediante soluciones políticas, de mercado y normativas, con especial atención en facilitar un rápido establecimiento de la energía solar y eólica de forma que beneficie a las comunidades y promueva los objetivos de conservación. 
  • Diseñar y aplicar soluciones climáticas naturales para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la conservación, la mejora de la gestión y la restauración de ecosistemas críticos en todo el mundo. 
  • Lograr resultados de adaptación eficaces y justos a través de soluciones basadas en la naturaleza que ayuden a las comunidades a adaptarse a los impactos de un clima cambiante y a aumentar la resiliencia.

Estas estrategias se valen de la ciencia, la política y las finanzas para ofrecer soluciones que pueden ayudar a las personas y a la naturaleza a prosperar en estos momentos.

dos trabajadores llevan un panel solar que se instalará en una fila de paneles en tierra sucia
ENERGÍA RENOVABLE Ya no tenemos que elegir entre energía abundante y un medio ambiente más limpio; la revolución de energía renovable está ocurriendo en todo el mundo. © Arco Eléctrico
un primer plano de un par de manos acariciando vainas de soja contra hojas verdes
AGRICULTURA REGENERATIVA Un agricultor inspecciona un cultivo de soja en Hutchinson Brothers Farm en la costa este de Maryland. © Isaac Shaw
ENERGÍA RENOVABLE Ya no tenemos que elegir entre energía abundante y un medio ambiente más limpio; la revolución de energía renovable está ocurriendo en todo el mundo. © Arco Eléctrico
AGRICULTURA REGENERATIVA Un agricultor inspecciona un cultivo de soja en Hutchinson Brothers Farm en la costa este de Maryland. © Isaac Shaw

Juntos, podemos crear y crearemos un nuevo futuro en el que tanto la naturaleza como la humanidad prosperen. ¿Cómo sería algo así? Comunidades abastecidas por energía limpia y eficiente que ofrezcan oportunidades de empleo sólidas, en las que las personas que sufren los efectos nocivos de la contaminación respiren aire limpio, beban agua limpia y vivan libres de toxinas ambientales; un mundo en el que los bosques verdes proporcionen oxígeno, hábitat, agua dulce y maravillas; en el que los agricultores, ganaderos y silvicultores cultiven más alimentos y madera de forma que los suelos sean más sanos, los alimentos más nutritivos, el agua más limpia y el clima más estable; y, en nuestras costas, que los arrecifes, los manglares y las ciénagas actúen como rompeolas naturales para reducir el impacto de las tormentas. 

Tenemos ante nosotros un mundo mejor para todos, pero se necesita determinación para afrontar la urgencia; innovación, inversiones y espíritu empresarial para crear lo que aún no fue imaginado; políticas adecuadas y valor para dejar atrás el pasado y abrazar lo nuevo. Los hechos se sueñan primero. Las acciones siguen a la voluntad. Nuestro planeta y nuestra comunidad global se enfrentan a la mayor crisis que cualquiera de nosotros atravesará. Es un momento realmente aterrador para estar vivo, pero también es milagroso poder hacer tanto en un momento tan importante para la historia de la humanidad. Esta es la llamada de nuestro tiempo. E, inspirado por mi infatigable conciudadana de 96 años, la difunta poeta Cora Coralina: "Hay más esperanza en mis pasos que desesperación en mis hombros".