Perspectivas

Una colaboración radical en la Patagonia chilena

Una espectacular cadena montañosa de granito se alza detrás de un valle verde.
VALLE COCHAMÓ Cumbres que se elevan desde el Valle Cochamó, en la Patagonia chilena. © Rodrigo Manns

Tatiana Sandoval creció en el Valle Cochamó en Patagonia chilena, donde caudalosos ríos atraviesan los bosques lluviosos patagónicos, y los fiordos se extienden entre las imponentes montañas andinas. Allí, ha sido testigo y parte del inexorable vínculo entre las personas y la naturaleza.

“Trabajábamos en los campos juntando leña, plantando verduras, cocinando con lo que producíamos”, dice Sandoval. “Aprendí de mis padres y abuelos a respetar la tierra, a cuidar de los animales. Este lugar no solo nos rodea, es parte de nuestra vida diaria y nuestra identidad”.

En la actualidad, Sandoval es la encargada del área de vinculación comunitaria de Puelo Patagonia, una organización chilena sin fines de lucro que lidera una colaboración radical para proteger el Fundo Puchegüín: casi 133 mil hectáreas de tierras y aguas amenazadas en el Valle Cochamó, que los desarrolladores inmobiliarios tienen en la mira hace años.

La coalición se autodenomina Conserva Puchegüín y está conformada por Puelo Patagonia, The Nature Conservancy (TNC), Freyja FoundationPatagonia, Inc. y Wyss Foundation (enlaces en inglés), quienes aportan conocimientos, experiencia y habilidades únicas para que, en un trabajo conjunto con la comunidad de Cochamó, este paisaje se mantenga seguro y productivo, tanto para las personas como para la naturaleza. 

“Esto es más que un proyecto de conservación”, afirma Andrés Diez, director ejecutivo de Puelo Patagonia. “Es un ejemplo global de cómo compatibilizar los usos tradicionales del suelo con la conservación de la naturaleza, involucrando a la comunidad local en cada paso”.

Además, para Sandoval, esta es una cuestión personal.

“Estas tierras nos dan agua limpia, comida, tranquilidad y un sentido de pertenencia”, afirma. “Si no se protegen, no solo podríamos perder los ecosistemas, sino también nuestros modos de vida. La destrucción de estas tierras y aguas podría cambiar todo para siempre”.

Una vista espectacular de dos acantilados de granito uno al lado del otro con árboles de hojas anaranjadas en primer plano.
ESPACIO PARA RECORRER La zona ofrece un importante corredor para las distintas especies hacia los 1,6 millones de hectáreas de áreas protegidas chilenas y argentinas circundantes. © Jeffrey Parrish/TNC

Protección de un paisaje antiguo

La palabra “Cochamó” proviene de la lengua mapuche y significa “donde se unen las aguas”. De hecho, el valle fue esculpido hace millones de años por glaciares que hoy en día siguen suministrando agua a los ríos, arroyos, cascadas, lagos y humedales del Fundo Puchegüín. 

En los fiordos cercanos se pueden encontrar delfines, leones marinos y pelícanos. Los ríos rocosos están repletos de peces. 

“Los vastos recursos hídricos de la zona no solo son esenciales para la vida silvestre, sino que además sostienen las actividades económicas clave de las comunidades locales, como la pesca y el turismo”, afirma Mercedes Ibáñez, quien dirige las tareas de conservación de TNC en la región patagónica, que abarca tanto Chile como Argentina.

Una perspectiva aérea de un río que excava su curso a través de un cañón rocoso.
TALLADO POR EL AGUA El Valle Cochamó fue esculpido hace millones de años por glaciares que siguen suministrando agua a ríos, arroyos, cascadas, lagos y humedales. © Andrés Claro

Si bien las tierras del Fundo Puchegüín actualmente no tienen estatus legal de protección, el río Puelo fue recientemente designado oficialmente como reserva de caudal en Chile. Rodeada por más de 1,6 millones de hectáreas (4 millones de acres) de parques, reservas y santuarios naturales chilenos y argentinos, la zona constituye un corredor esencial para las especies que se desplazan por el continente.

Numerosos animales y plantas endémicas y en peligro de extinción dependen del Fundo Puchegüín para sobrevivir. El monito del monte (un diminuto marsupial endémico de los bosques lluviosos de la Patagonia) por ejemplo, vive en árboles centenarios, donde teje pequeños nidos esféricos con hojas y musgo. La extraordinaria ranita de Darwin, que lleva el nombre de Charles Darwin, quien documentó la especie hace casi 200 años durante su viaje a Chile en el HMS Beagle, desarrolla su vida cerca de arroyos que recorren los suelos húmedos del bosque. El huemul, una especie de ciervo que aparece en el escudo nacional de Chile, se alimenta en las altas montañas andinas. El Fundo Puchegüín también alberga el 10 % de los alerces del país, deslumbrantes árboles en peligro de extinción que pueden alcanzar más de 60 metros de altura y vivir miles de años.

“Al estar situado en la Patagonia, una de las zonas más prístinas y menos alteradas del mundo, el Fundo Puchegüín alberga diversas especies de flora y fauna que dependen de sus ecosistemas únicos”, explica Ibáñez.

Quote: Tatiana Sandoval,

Estas tierras nos dan agua limpia, comida, tranquilidad y un sentido de pertenencia. Si no se protegen, no solo podríamos perder los ecosistemas, sino también nuestro modo de vida.

Encargada de vinculación comunitaria, Puelo Patagonia

Los ecosistemas diversos e interconectados de la zona también desempeñan un rol fundamental en la lucha contra el cambio climático. 

“Los bosques, humedales y turberas de esta región no solo capturan y almacenan grandes cantidades de carbono, sino que además actúan como refugio climático, ya que ofrecen hábitat a especies que se enfrentan a impactos climáticos en otros lugares”, afirma Ibáñez. 

Conocido localmente como "lugar donde abundan los chercanes", Puchegüín es el hogar de comunidades que han vivido de la tierra durante generaciones. 

“Una de las cosas que hacen que este lugar sea tan especial es la cultura y la forma de vida de los habitantes”, dice Diez, de Puelo Patagonia. “Son familias de colonos que llegaron hace más de 100 años y que mantienen las tradiciones y el estilo de vida de ese entonces”. 

Maqui y Luisa Maqui Soto y Luisa Valderas viven en Lago Vidal Gormaz, una pequeña localidad en la comuna de Cochamó, a un día de caminata con la frontera argentina. © Rancho Viejo Lago Vidal Gormáz

Voces de la Comunidad

“Me gusta el campo. Me gusta trabajar, andar a caballo. Me levanto a las seis de la mañana, tomo mate y saco las ovejas para que salgan a comer. Le doy comida a los perros, salgo a mirar los botes, a buscar forraje para darle a los caballos, estoy haciendo un invernadero para una huerta. Queda trabajo por hacer; solo mira mis manos”.

Máximo “Maqui” Soto, miembro de la comunidad

"Siento una alegría grande cuando el turista me pregunta, y conversamos, y le cuento mi vida, y empezamos charlas largas. Me siento contenta, feliz de compartir con la gente... Me gusta la vida de campo, me levanto temprano, ando afuera, corro para allá, para acá, me mantengo sana... Cuidamos la naturaleza”.

Luisa Valderas, miembro de la comunidad 

Maqui Soto y Luisa Valderas viven en Lago Vidal Gormaz, una pequeña localidad de la comuna de Cochamó que está en medio de las montañas, a un día de distancia a pie de la frontera con Argentina. Debido a la lejanía y cierta dificultad de acceso, cultivan sus propias hortalizas y suelen abastecerse de harina, arroz y aceite en el país vecino. Para ellos, el turismo significa una fuente de ingresos y también mucha alegría de poder conocer personas de distintas partes de Chile y el mundo. (c) Rancho Viejo Lago Vidal Gormáz

Suscríbete a nuestro boletín mensual

Obtén nuestras últimas investigaciones y conocimientos sobre los desafíos del clima.

Por favor propórcionanos un correo electrónico valido

Ya te has registrado con esta dirección de correo electrónico. Por favor, visita aquí para revisar tus preferencias de correo electrónico. Ya te has registrado con esta dirección de correo electrónico. Por favor, visita aquí para revisar tus preferencias de correo electrónico.

Posiblemente detectamos un error tipográfico. Por favor, ingresa una dirección de correo electrónico válida (con el formato nombre@compañía.com) ¿Querías escribir ?

We are sorry, but there was a problem processing the reCAPTCHA response. Please contact us at webmaster@tnc.org or try again later.

Las familias locales subsisten gracias a la agricultura, la ganadería y el turismo a pequeña escala. En el Fundo Puchegüín no hay caminos, y los habitantes de las montañas generan su propia electricidad mediante energías renovables. Para llegar a algunas de las granjas locales hay que caminar durante horas por bosques de laderas escarpadas. Y la comunidad de Cochamó lleva años luchando por mantener sus tierras, sus aguas y su modo de vida a salvo del desarrollo exterior.

Puelo Patagonia fue fundado para bloquear la construcción de un proyecto hidroeléctrico que habría causado daños irreparables al río Puelo. Este proyecto se detuvo mediante acciones legales, el apoyo internacional y la presión persistente de la comunidad.

A medida que el Valle Cochamó y el Fundo Puchegüín se hacían conocidos en todo el mundo como un paraíso para los escaladores de roca (por sus paredes de granito de hasta 1.400 metros de altura), Puelo Patagonia y los miembros de la comunidad adoptaron un enfoque proactivo para gestionar de forma responsable la afluencia de turistas. Implementaron sistemas de reserva de alojamiento para regular el flujo turístico y colaboraron con empresas privadas para mitigar el impacto del turismo de masas en el territorio.

Un hombre monta a caballo a través de un río caudaloso.
ESCASOS Y AISLADOS En el Fundo Puchegüín no hay caminos. Las personas que viven en lo profundo de las montañas tardan al menos dos días a caballo en llegar a la ciudad más cercana del lado chileno. Además, generan su propia electricidad mediante energías renovables. Generaciones de familias han subsistido gracias a actividades como la agricultura y la ganadería a pequeña escala. El turismo está ofreciendo a la comunidad una fuente de ingresos más reciente. © Puelo Patagonia

En 2022, cuando un acaudalado empresario que adquirió tierras del Fundo Puchegüín durante décadas decidió vender la totalidad de su propiedad en una subasta, Puelo Patagonia volvió a entrar en acción, uniendo fuerzas con la comunidad local a fin de encontrar una manera de garantizar que las tierras y aguas siguieran siendo saludables para las generaciones futuras.

"Antes de la puesta en venta oficial de Puchegüín, ya habíamos identificado este y otros predios como lugares con un enorme potencial de conservación, tanto por su valor ambiental como cultural,” dice Diez, de Puelo Patagonia. “Lo que nunca imaginamos fue que años después de ese primer catastro, el más grande de esos terrenos terminaría siendo subastado en Nueva York". 

“Sabíamos lo que Puchegüín significaba para los habitantes de la comuna y reconocíamos su relevancia a nivel mundial,” agrega Diez. “Para enfrentar las amenazas, la mejor opción era comprarlo, y eso nos llevó a buscar aliados con experiencia".

un escalador abriéndose camino por una pared de roca vertical.
TURISMO SOSTENIBLE Visitantes de toda la región y del mundo acuden al Fundo Puchegüín para pasear a caballo entre los cerros y escalar sus altos acantilados de granito, por lo que la zona es conocida como el Yosemite de Sudamérica. La elaboración conjunta de un plan que combine la conservación con actividades como el turismo sostenible será una parte importante para impulsar a largo plazo la salud de la naturaleza que habita en el área y de la comunidad local. © Catalina Claro

El Poder de la Colaboración Radical

Puelo Patagonia se dió cuenta de la magnitud de lo que haría falta para proteger eficazmente el vasto paisaje, y buscó alianzas que aportaran más recursos y capacidad al proyecto. TNC, Freyja Foundation, Patagonia, Inc. y Wyss Foundation se comprometieron a poner en marcha una colaboración radical a escala local, nacional y mundial con el fin de recaudar los fondos necesarios para adquirir la propiedad, desarrollar estrategias de conservación para las tierras y aguas, y generar un financiamiento sostenible que garantice protección duradera.

“Teniendo en cuenta la urgencia del cambio climático y la crisis de la biodiversidad, Puchegüín es un ejemplo de cómo podemos acelerar el ritmo mediante este tipo de trabajo colaborativo”, señala Juan José Donoso, director de TNC en Chile. “Que cada socio aporte su experiencia nos permite lograr un impacto mayor y más rápido del que cualquiera de nosotros podría haber logrado por sí solo”.

Conserva Puchegüín

 

Una poderosa alianza ambiental está trabajando para proteger una vasta extensión de tierras y aguas en el Valle Cochamó, en la Patagonia chilena.

Para TNC, eso significa aportar sus 74 años de experiencia liderando estrategias de conservación basadas en ciencia, desarrollando mecanismos financieros innovadores y protegiendo millones de hectáreas de tierra, agua dulce y océano en todo el mundo. TNC también está compartiendo las lecciones aprendidas en sus 22 años de gestión de la Reserva Costera Valdiviana, una zona de 50 mil hectáreas de antiguo bosque lluvioso templado a lo largo de la costa sur de Chile, donde colabora con comunidades locales de pescadores y ganaderos para potenciar los usos tradicionales de la tierra y las economías sostenibles. 

Así mismo, TNC está recurriendo a la experiencia de su equipo global (enlace en inglés), desde científicos especializados en agua dulce y especialistas en trabajo con comunidades, hasta expertos en Sistemas de Información Geográfica (SIG) y bienes raíces. 

Sin embargo, Donoso explica que la protección del Fundo Puchegüín depende principalmente de quienes han venido trabajando desde tiempo atrás para protegerlo.

“Llevan años cuidando de este lugar”, dice Donoso. “Son ellos los que vieron la oportunidad de comprar las tierras y buscaron la colaboración. La comunidad está en el corazón de este proyecto de conservación”.

TNC y Puelo Patagonia realizan talleres continuos con agricultores, guías turísticos y otros miembros de la comunidad en el Fundo Puchegüín y sus alrededores para conocer sus prioridades e incorporarlas a las estrategias de conservación. Las organizaciones también trabajan activamente para garantizar que la comunidad local pueda considerarlas socios de confianza.  

Dos ciervos en un prado verde.
GRANDES Y PEQUEÑAS Numerosas especies dependen de las tierras y aguas del Fundo Puchegüín para sobrevivir: desde un diminuto marsupial endémico, conocido como el monito del monte, hasta huemules en peligro de extinción y enormes alerces, que pueden vivir miles de años. © Benjamín Valenzuela

“Somos una comunidad que muchas veces vivió en torno a decisiones impuestas por partes externas, sin que se escuchen o valoren nuestras opiniones”, dice Sandoval, de Puelo Patagonia. “Fue un desafío conseguir que todos entiendan que la conservación no excluye a la comunidad, sino que puede incluirla y fortalecerla”.

La confianza y el entendimiento se han venido forjando a lo largo de meses de sesiones de escucha y talleres de planificación, en los que los miembros de la comunidad ven cómo su visión para el futuro de este territorio se hace realidad.

Los socios están elaborando conjuntamente planes de conservación que le darán la categoría de Parque Nacional Protegido al menos al 80 % del área del Fundo Puchegüín, donde se encuentran bosques primarios que sirven de hábitat a especies en peligro de extinción, y otras zonas naturales sensibles. El 20 % restante se designará como zonas de conservación de usos múltiples donde los miembros de las comunidades locales seguirán ganándose la vida mediante actividades tradicionales como la agricultura y la ganadería, y donde se desarrollará el turismo sostenible que les ayude a obtener más ingresos.

“El hecho de que los vecinos puedan generar ingresos gracias al turismo de la naturaleza no solo mejora su calidad de vida, sino que le permite a la gente permanecer en sus tierras sin tener que emigrar a las ciudades en busca de oportunidades”, afirma Sandoval. “Esto es especialmente importante para los jóvenes, que a menudo se ven obligados a marcharse por la falta de opciones en la zona. Una conservación bien planificada puede ofrecerles una vía para quedarse, crecer y contribuir”. 

Quote: Juan José Donoso,

Que cada socio aporte su experiencia nos permite lograr un impacto mayor y más rápido del que cualquiera de nosotros podría haber logrado por sí solo.

Director de TNC Chile

Un modelo para inspirar a otros

Los aliados en la iniciativa esperan que este trabajo conjunto no solo aporte beneficios al Fundo Puchegüín, sino que también sirva de modelo de lo que se puede conseguir con una colaboración radical.

“Hemos aportado nuestro trabajo para que distintas organizaciones y personas se unan, creen una visión conjunta y alcancen un impacto muy elevado”, afirma Donoso, de TNC. “Espero que este ejemplo de Puchegüín pueda inspirar y motivar la conservación en todo Chile y el mundo”.

Sandoval señala que la colaboración demuestra que todos tienen un rol que desempeñar en la protección de áreas especiales como el Fundo Puchegüín, desde las empresas y organizaciones sin fines de lucro internacionales hasta los residentes locales.

“La gente contribuye desde su experiencia, desde el conocimiento que cultivó viviendo aquí toda la vida”, dice Sandoval. “Recuerdo una reunión en la que una señora mayor dijo «No tengo estudios, pero este lugar me enseñó todo lo que sé». Ese tipo de sabiduría es lo más valioso de este proceso”.