Un mapa de los Estados Unidos se entrecruza con los coloridos caminos que toman diferentes animales mientras migran.
Mapeo de modelos El rastreo nos informa dónde están los animales actualmente. El modelado nos puede decir hacia dónde se dirigen a medida que el cambio climático los obliga a salir de sus zonas de comfort. © Dan Majka/TNC

Proteger la tierra y el agua

Nueva tecnología para seguir huellas de animales

Los científicos están recurriendo a nuevas tecnologías para entender mejor las migraciones de los animales y proteger hábitats críticos.

Por Kirsten Weir, Escritora Independiente | Otoño 2017

El charrán ártico puede viajar más de 49,000 millas por año mientras realiza su viaje de ida y vuelta entre el Ártico y la Antártida. Por el contrario, la salamandra de las montañas Jemez nunca se mueve más de 10 pies de su hogar. Los científicos desde hace tiempo saben que si deseas proteger una especie y su hábitat, el primer paso es encontrar dónde está y hacia dónde va.

"Los animales se mueven en todo tipo de formas, lugares y escalas espaciales", dice David Mehlman, director del programa de Aves Migratorias de The Nature Conservancy. "Para conservarlos completamente, necesitamos proteger todos los lugares a donde van".

Tome en cuenta a las aves playeras como el playero rojizo, que se detiene en la costa de Delaware, Nueva Jersey y Virginia a reposar y engullir los huevos de los cangrejos herradura durante sus viajes entre el Ártico y América del Sur. Aunque las aves puedan pasar apenas unas semanas en las costas del Atlántico Medio, si no encuentran a los cangrejos herradura o el hábitat se ve afectado de alguna manera, el resultado puede ser devastador.

“Solemos pensar en la biodiversidad como algo estático", dice Jorge Brenner, un científico marino para TNC ubicado en Texas. De hecho, dice él, los animales se mueven a través del tiempo y espacio, agitados por la necesidad de reproducirse o alimentarse. Y, como muchos científicos saben muy bien, puede ser sorprendentemente difícil seguirlos mientras revolotean por un bosque o se sumergen en las olas.

Pero eso está cambiando.

Hoy en día, la tecnología ha facilitado más que nunca seguir a los animales, ya sean grandes o pequeños. Los localizadores por satélite y GPS son más pequeños cada año, gracias a mejoras en la batería y alternativas de energía solar, permitiendo a los científicos rastrear especies cada vez más pequeñas y perturbar menos a los animales. Los sistemas de rastreo más recientes pueden prescindir del monitoreo satelital y en cambio, depender de redes celulares, las cuales pueden manejar más información y brindar las coordenadas de una criatura a intervalos más frecuentes.

Entender las necesidades de las especies será cada vez más importante a medida que el planeta se calienta. Las plantas y animales pueden verse obligados a cambiar su alcance a medida que el cambio climático altera sus hábitats. Los datos de rastreo ayudarán a guiar a los conservacionistas a decidir qué paisajes proteger ahora y en el futuro.

“El rastreo se reduce a la conservación del ciclo de vida completo", Mehlman dice. "Sin esa imagen completa, realmente no estamos alcanzando la misión de conservar las especies y los ecosistemas de los que dependen".

Un alce silueteado por el amanecer.
Confort frío Biólogos estudian el alce de Montana en invierno, pues los animales frecuentemente se estresan por el clima caluroso. © Joel Sartore/National Geographic Creative

Caza de Alces

Cuando el teléfono de Nick DeCesare suena, puede que sea un amigo, o puede que sea un mensaje de texto advirtiendo la muerte de un alce. Es el trabajo de un día común de un biólogo investigador de vida silvestre estudiando alces para el Departamento de Pesca, Vida Silvestre y Parques de Montana.

El número de alces se ha desplomado cerca de Minnesota, y reportes anecdóticos sugieren que estos nómadas con cuernos podrían estar en peligro en Montana también. Desde 2013, el equipo de DeCesare ha colocado collares de radio a más de 100 alces hembras adultas en tres regiones, incluyendo las tierras de TNC en el Rocky Mountain Front en Montana.

Cuando un collar de rastreo detecta que su alce está muerto, manda una alerta al teléfono celular, permitiendo que los investigadores lo encuentren rápido, coleccionen y analicen el animal en caso de parásitos o algún otro problema de salud. Los collares también registran datos de localización GPS para que los biólogos sepan dónde ha estado el alce desde que el collar fue colocado.

Hasta ahora, este esfuerzo ha encontrado que un grupo parece estar saludable, uno parece ir en declive, y el tercero es estable con indicios de mayor mortalidad en terneros. En otras palabras, es complicado. Pero la información de los collares ayuda a unirlo todo, y guiará al estado hacia prácticas de manejo de vida silvestre que serán mucho más efectivas, dice DeCesare. "El rastreo nos brinda una imagen mucho más poderosa de la población en su conjunto".

Una cámara remota captura un puma con collar en un parque en Los Ángeles.
Viajero solitario Los leones de montaña son animales territoriales que necesitan de una gran extensión de terreno. Los conservacionistas están tratanto de ayudar a las personas y a los leones de montaña a coexistir, protegiendo su hábitat y construyendo cruces de carretera para la vida salvaje. © Steve Winter/National Geographic Creative

Cámara Lista

En un parque con vista a la ciudad de Los Ángeles, una cámara remota con trampa capturó esta imagen de un león de montaña con collar de radio en 2013. Al trabajar con los investigadores de la Universidad de California, Davis, los científicos de TNC usaron collares de radio, cámaras con trampa y otros métodos de rastreo para monitorear leones de montaña como este en el sur de California de 2001 a 2017. Mediante muestreo genético, los investigadores pudieron documentar un declive en la diversidad genética y, en el proceso, respaldar los esfuerzos para proteger un hábitat adicional para los mamíferos que deambulan ampliamente.

Una sección transversal de un hueso de oído de un lucio del norte parece un tocón de árbol.
Los oídos lo tienen Un otolito del oído de un lucio del norte se parece a un tocón de árbol cuando se observa al microscopio. © Dan Oele

En el Laboratorio

Cuando el agua del deshielo de primavera se vierte en ríos y arroyos cerca de Green Bay, Wisconsin, los lugareños se reúnen a un lado del arroyo para ver al lucio del norte migrar. Los lucio son peces deportivos populares, pero la pérdida de humedales y los cambios en el hábitat del río han cobrado factura.

Los lucios se reproducen en los humedales y otras áreas con vegetación submarina. Los conservacionistas pueden restaurar esos hábitats—pero no está claro si los peces los usarán. "La pregunta clave era si los lucio adultos regresaban para desovar en los lugares donde nacieron", dice Dan Oele, un biólogo pesquero del Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin.

En 2011, Oele y su equipo estudiaron los oídos del lucio del norte para encontrar la respuesta. Unas pequeñas estructuras llamadas otolitos se encuentran presente en los oídos de los vertebrados. Como los anillos de un árbol, los otolitos registran la historia de vida de un pez estación por estación, tomando marcadores químicos que revelan las aguas por las que viajan, permitiendo a los investigadores saber dónde han estado.

Oele trabajó con científicos de TNC y otros socios para analizar los otolitos de 185 lucios y encontraron que el pez no tiene lealtad a su hábitat marino nativo. Estas son buenas noticias, ya que sugiere que el pez nadará felizmente hasta llegar a cualquier lugar disponible para reproducirse. Este descubrimiento ha ayudado a justificar algunos proyectos de restauración en vías fluviales cerca de Green Bay, dice Oele.

“Cuando creamos humedales o abrimos una alcantarilla problemática", dice Oele, "podemos estar seguros de que si es adecuado, el lucio lo encontrará".

Un perro olfatea el suelo.
Sigue el olfato Caninos de Conservación empezó hace dos décadas como un programa del Centro de Biología de la Conservación de la Universidad de Washington. Los perros del programa han estado por todo el mundo, siguiendo especies como orugas, ratones, osos y orcas. © Karine Aigner

Prueba de Rastreo

Nuevo México es el único lugar en la Tierra donde encontrarás a la salamandra de las montañas Jemez. Pero buena suerte para encontrarla. Pasan la mayor parte del año bajo tierra, saliendo sólo durante la temporada de lluvias de verano. Incluso entonces, permanecen en su mayoría ocultas debajo de troncos y rocas.

“Son muy difíciles de buscar", dice Anne Bradley, directora del programa de conservación de bosques de TNC en Nuevo México. No sólo son esquivas; también están en peligro de extinción. El Servicio de Parques Nacionales junto con el Servicio Forestal está entresacando árboles para restaurar los bosques cubiertos de vegetación donde se encuentran las salamandras, pero para hacerlo con responsabilidad, los científicos de TNC quieren saber dónde se están escondiendo los anfibios.

Del 2012 al 2014, Bradley reclutó algunos ayudantes de cuatro patas. Un programa en la Universidad de Washington entrena perros rescatados para rastrear vida silvestre y sus heces. Para rastrear salamandras, el equipo trajo a dos "Caninos de Conservación" especialmente entrenados: Frehley y Sampson.

Trabajando como un equipo humano-canino, los perros y sus cuidadores detectaron más salamandras que de haberlo hecho individualmente, dice Bradley. Ahora, ella está trabajando con genetistas en la Universidad de Nuevo México para determinar con precisión qué fragmentos del ADN de la salamandra están detectando los perros—un paso que Bradley espera validará aún más el uso de perros para más rastreos de salamandras en los próximos veranos.

Un hombre libera a un halcón peregrino en el cielo azul.
Vuela lejos Chris Persico, un biólogo rapaz del Instituto de Investigación de la Biodiversidad, libera un halcón peregrino en Block Island después de poner bandas en sus piernas para identificarlo en el futuro. © Karine Aigner

Ojos en el Cielo

A 13 millas de la costa de Rhode Island, las aves rapaces migratorias encuentran refugio en una porción de tierra llamada Block Island. Desde el 2012, los biólogos del Instituto de Investigación de la Biodiversidad, facilitado por TNC, han capturado esmerejones y halcones peregrinos en las paradas que hacen en la isla para comprender los patrones migratorios de las aves. Coleccionan sangre y muestras de plumas para analizar antes de utilizar algún pequeño transmisor satelital en alguna de las aves—una tecnología que recientemente se ha hecho lo suficientemente ligera para ser usada en ciertas especies.

Desde la computadora de su oficina, el director del programa de rapaces del instituto, Chris DeSorbo, rastrea a las rapaces hasta sus zonas de invierno en América Central y del Sur, las Bahamas y Cuba. En primavera, las sigue en su camino hacia sus moradas en Groenlandia, Canadá y otros sitios en el norte.

El trabajo fue fundado inicialmente por una subvención federal relacionada con el desarrollo de energía eólica marina. DeSorbo está compartiendo los descubrimientos con la comunidad científica y las agencias de recursos naturales para informar decisiones relacionadas con la conservación de la vida silvestre y su gestión.

Es claro que muchas aves dependen de Block Island como una parada migratoria, dice él. "Es bastante sorprendente cuando ves los mapas de estas líneas onduladas por todo el océano abierto. Esta es información básica que nadie conocía mucho".