Perspectivas

Por qué este mes de junio es importante para nuestra “canica azul” y para toda la vida que ella encierra

Foto de la Tierra tomada desde el espacio.
Earth A NASA photograph of earth. © NASA
Jennifer Morris, directora ejecutiva de TNC
Jennifer Morris Directora Ejecutiva

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Este artículo fue publicado originalmente en la Red de foros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la cual expertos y líderes de opinión, de todo el mundo y de todos los sectores de la sociedad, abordan la crisis del COVID-19 y debaten y desarrollan soluciones.


 

Hace cincuenta años, la tripulación de la nave espacial Apolo 17 tomó la primera fotografía de la Tierra completa desde el espacio. Conocida como La canica azul, esta imagen es una de las fotos más reproducidas de la historia. Fue publicada durante el auge del activismo medioambiental en la década de 1970 y se convirtió en un símbolo del movimiento ecologista: una representación de la fragilidad, la vulnerabilidad y el aislamiento de la Tierra suspendida en la vasta extensión del espacio.

Cincuenta años después, nos enfrentamos a un ajuste de cuentas moral. Con la reunión Estocolmo +50, convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas este mes de junio, se conmemoran cinco décadas desde la primera Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano de 1972. Ese año, el Club de Roma también publicó su informe “Los límites del crecimiento” en el que advertía que el mundo podría enfrentarse a un colapso ecológico y económico si el crecimiento económico continuaba su ritmo sin tener en cuenta el medioambiente. Las sociedades se enfrentan ahora a múltiples conmociones en cascada, desde la emergencia climática hasta la crisis financiera mundial y las crecientes desigualdades, en medio de una pandemia y la rápida escalada de nuevas crisis geopolíticas. La pobreza sigue siendo una dura realidad para millones de personas en todo el mundo.

Sin embargo, “Los límites del crecimiento” no era un ataque a la expansión económica desenfrenada. De hecho, el informe sostiene que si se opta por la vía del “crecimiento ilimitado”, se necesitarán políticas complementarias (incluido el financiamiento) para preservar los sistemas finitos que apoyan la vida en el planeta. Ahí es dónde y cómo debemos dar un paso al frente de forma urgente y colectiva.

Quote: JENNIFER MORRIS

Los últimos 50 años nos muestran que debemos cambiar nuestras formas habituales de operar para poder frenar la crisis climática y la devastadora pérdida de la naturaleza. Es hora de convertir las ambiciones en acción.

En el próximo mes, los líderes tienen una serie de oportunidades cruciales para hacerlo. Estocolmo +50 pretende servir de trampolín para acelerar la aplicación de la Agenda 2030 de la ONU y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aunque reciba menos atención que otros grandes foros políticos, sigue siendo un momento importante a los fines de impulsar el camino hacia el “cambio transformador”, y las políticas y medidas que nos llevarán a él.

El Acuerdo de París cristalizó la reorientación de la economía mundial hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, y nos dio los mecanismos para descarbonizarnos continuamente. De acuerdo con el reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el clima, es necesario acelerar el crecimiento de las energías renovables y realizar inversiones cuantiosas en la protección y conservación de la naturaleza, así como reducir inmediatamente las emisiones para llevarlas a la mitad cada década a partir del 2020. Se debe estimular sustancialmente la producción de alimentos regenerativos. Para alimentar a casi diez mil millones de personas de aquí a 2050 se necesitará una revisión radical de los sistemas alimentarios actuales. También necesitamos adoptar nuevos modelos de desarrollo, siguiendo ejemplos como los de Costa Rica, Colombia y Gabón, que están avanzando para situar la naturaleza en el centro de sus economías.

Este mes de junio también se celebra la próxima reunión de negociación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, un hito importante en el camino de finalizar el plan de acción mundial que tiene como fin detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el 2030. Existen múltiples puntos de fricción, todos ellos relacionados con cuestiones fundamentales asociadas al bienestar humano, la forma de aplicar vías de producción más sostenibles, la forma de vivir y las cuestiones de justicia y equidad.

SALAMANDRA TIGRE DEL ESTE
Salamandra tigre del este Esta especie es una de las salamandras terrestres más grandes de América del Norte. Científicos y diplomáticos pronto se reunirán para la Convención sobre la Diversidad Biológica, un hito importante hacia la finalización del plan de acción mundial para detener y revertir la pérdida de biodiversidad © Shutterstock

Estos foros de alto nivel ofrecen valiosas oportunidades para abordar una cuestión crítica en nuestra lucha por salvar el planeta, y a nosotros mismos: ¿Seguimos premiando las malas prácticas que dañan el medioambiente, pero que recompensan las ganancias a corto plazo, mientras que a largo plazo empobrecen y desempoderan a las comunidades? En septiembre de 2020, The Nature Conservancy, en colaboración con el Instituto Paulson y el Centro Cornell Atkinson para Sostenibilidad, analizó el costo de la conservación de la biodiversidad en todo el mundo. El estudio reveló que mientras el gasto global en actividades económicas que benefician a la naturaleza osciló entre 124 000 y 143 000 millones de dólares en el 2019, el mundo gasta mucho más en actividades que dañan la variedad y abundancia de la vida en la Tierra. Proteger y restaurar la naturaleza costará al mundo entre 598 000 y 824 000 millones de dólares más al año de lo que se gasta actualmente. Más recientemente, un nuevo estudio cofinanciado por The B Team y Business for Nature, muestra que el mundo está gastando al menos 1,8 billones de dólares cada año, equivalente al 2% del PIB, en subvenciones que están destruyendo la naturaleza. Todo esto debería reencausarse hacia la inversión en la adaptación al clima, la restauración de la naturaleza y los medios de subsistencia locales

Los últimos cincuenta años nos demuestran que debemos ir más allá de lo habitual para frenar la crisis climática y la pérdida devastadora de naturaleza. Ahora debemos convertir las ambiciones en acciones y aprovechar la creciente concientización y preocupación. El año pasado se encuestó a 20 000 personas de los países del G20, las mayores economías del mundo. Tres de cada cinco personas (el 58%) están “muy preocupadas” o “extremadamente preocupadas” por el estado del patrimonio mundial en común. Tres de cada cuatro personas (el 73%) creen que la Tierra se acerca a puntos de inflexión abruptos o irreversibles debido a la influencia humana.

Hace cincuenta años, conseguimos enviar personas al espacio a casi treinta mil kilómetros de la Tierra y tomar una foto. Piensa en lo extraordinario de esa hazaña. Ahora es el momento de canalizar ese mismo nivel de ambición, cuando partes interesadas de todo el mundo se reúnen en los foros políticos fundamentales de este año. Llevamos más de dos años del Decenio de Acción de la ONU y no hay tiempo que perder.

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Jennifer Morris, directora ejecutiva de TNC

Jennifer Morris es la Directora Ejecutiva de The Nature Conservancy.

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